jueves, 13 de agosto de 2009

Calor

La calor ha llegado por fín a estas tierras frías. Me levanto temprano y me voy a la playa. Me tumbo en la arena cargada de periódicos atrasados y empiezo a recortar puzzles con unas tijeras. A un lado, palabras; al otro, fugacidad. Y todo se mezcla con la arena.
Me doy un par de baños y la sal que se me queda en la piel me trae recuerdos. Pienso en lo que debe pesar la vejez, no por el cansancio y el dolor del cuerpo, sino por la cantidad de recuerdos acumulados. Si mi cabeza a veces me da la sensación de qué está a punto de estallar, qué va a pasar cuando tenga más pasado que futuro. Quizás influya en estos pensamientos la cercanía de cumplir años. No me pesan los años, me pesan los recuerdos. Esa frase es de alguien, pero no recuerdo de quien. Esa es otra, si al menos pudiéramos elegir qué recordar. Aunque a mí me gusta cumplir años. Una cosa no quita la otra. Sólo que me da por pensar, y por recordar.
Luego vuelvo a casa. Me ducho y me coloco un vestido naranja.

Después me desespero un rato. Mantengo una charla mental y me sereno. Si materializara los pensamientos. Pero eso sólo lo pienso.
Luego salgo de casa.
Busco un futuro y regreso con folletos de publicidad.

Me tomo una macedonia y me voy a la redacción. Me enfrento al Género, y pruebo. Salgo contenta de trabajar. Y fluye alguna conexión.
Llego a casa y me pierdo en lecturas poco productivas. Me acuerdo que ya tengo páginas en blanco para la próxima aventura, y con portada compostelana. Qué cosa ésta de los símbolos y las señales. Para luego no entender ni la mitad.

Debato si acabar la noche escuchando a Hombres G en la playa o meterme en la cama.
Mañana tengo que ir a hacer un reportaje a un campo de trabajo. Pero mañana no es hoy.
Y al final no he dicho nada de lo que quería decir. Nos hemos quedado con la excusa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada día me enamora más la grandilocuencia de tus palabras... espero que algún día te decidas a escribir un libro... Yo seré el primero en comprártelo...

bicos, Luis alberto.

Patricia Gardeu dijo...

Gracias por el piropo, pero lo de grandilocuencia suena fatal. Y chico, me parece más romántico lo de escribir periódicos que lo de escribir libros. Bicos también para ti.