domingo, 30 de agosto de 2009

De prácticas (VII): Motivación

Cuando escuché las palabras ganas y motivación no me lo podía creer, me parecía volver a una antigua pesadilla, y sin razón. Ya me extrañaba a mí que a estas alturas de verano y prácticas, aún no hubiese tenido una dosis de regañinas y lágrimas. Lo malo es que al mezclarlas con alcohol se salieron de onda y empezaron a hacer un camino propio. Es lo que tiene la madrugada, tan independiente ella. A esas horas de nocturnidad, y sin alevosía, cuando la boca sabe a vodka y las palabras se escuchan entrecortadas por la música a toda pastilla de una discoteca, en ese tiempo ocioso y fugitivo, una no está preparada para luchar con las antiguas, y siempre permanentes, miserias. Por eso no encajé los golpes y perdí el combate, ahogada en mi propia confusión. Pero a la luz del día, con la resaca bañándose en el mar coruñés, tampoco se ven más nítidas las sombras. Entonces se pelean las contradicciones, las subidas y bajadas, el éxtasis y la desilusión, ninguna bien concebida, y sólo quedan preguntas. La nunca hallada respuesta a qué de mi carácter no encaja, a por qué lo que parecen transmitir mi cuerpo y mi actitud no corresponden con lo que realmente pasa dentro de mí. Harta de que además de escribir, me reclamen una dosis de sonrisas que demuestren que realmente soy feliz. Pienso que quizás confundan una aparente seriedad -heredada de mi madre- y una constante melancolía -heredada de mi padre- con esa renombrada felicidad. Y se confunden, no tiene nada que ver. Seria y melancólica como carácter, pero, al mismo tiempo, feliz, alegre, tierna y enamorada de lo que hago. Se puede ser fría y pasional al mismo tiempo, y quien realmente me conoce, lo sabe. Igual que yo lo sé, igual que sé cuando estoy a gusto, y ahora, aunque digan que no lo aparente, lo estoy y mucho. Igual que sólo yo sé qué cosas, y hasta qué punto, realmente me importan. Y el periodismo es una de ellas.

4 comentarios:

Laura de la Torre dijo...

Loca, no te vengas abajo porque las palabras que nos han dicho no son para eso, es para ponernos las pilas y ser el doble de pesadas. Piensa que a lo mejor si fuera otro no nos lo diría o que sería peor. La noche anterior me tocó a mi, y al principio duele en el amor propio, pero después se inyecta la adrenalina y te dan ganas de pelearlo tres veces más para decir: aquí estoy yo.
Un mes. El periodismo es lo que te gusta y se ve que ahora te sientes bien donde estás. No dejes que nada ni nadie te haga venirte abajo. Peléalo.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Laura. De todos modos, nunca me gustó que me riñeran en los trabajos..., porque personalmente, hacen que dude de mí...de si no valgo más...de si estoy en el tope de mi capacidad...de si realmente valgo para esto o debería dedicarme a otra cosa... Dudo de mí y de todo lo que me rodea... y eso crea un malestar personal, y baja autoestima... De todos modos...arriba esos ánimos, que ya te dije que tú lo vales! Escribes de maravilla, como muy pocos!. Sigo esperando poder leer tu primera novela.. Tiempo al tiempo... Eres muy buena, y créetelo!!!....

bicos...

Luis Alberto.

Lucía Pita dijo...

Suscribo todo lo dicho por pastelitos. Muak.

hatoros dijo...

TODO LO QUE HAS ESCRITO ANTES ME DICE QUE AHORA SI, HAS LLEGADO.
TE DOY UN ABRAZO AMIGA