miércoles, 1 de julio de 2009

Entre motivaciones y melancolías, cambio de escenario


Hay cosas que no cambian... Por eso, para hacer los 17 kilómetros que me separaban de la redacción, me he llevado más de 90 minutos, y mi intención de llegar a Arteixo ha terminado cerca de Lugo.
Otras cosas, sin embargo, sí cambian. Por ejemplo, los escenarios.

Hace veinte días, un avión procedente de Roma me deja en Málaga. "Otra etapa", me dice mi madre, con intenciones, cuando me recoge en el aeropuerto cargada de maletas. Queda atrás Perugia y adelante incertidumbre.
La ciudad que me acoge por unas horas me regala recuerdos y miradas perdidas, unas manos arrugadas demasiado iguales a las manos desaparecidas.

Después vuelvo a casa. En Huelva no paso ni quince días, pero me da tiempo de compartir con los amigos de siempre, de dormir arropada por ladridos y ronroneos, de escaparme a las playas perdidas, de comer helados en familia y de adivinar pasados.

Luego viene Madrid en el mapa de ciudades. El cumpleaños del niño que dejó de ser niño cuando dejó de meterse en mi cama y de pedirme la mano en la noche. Pero que por ser el hermano pequeño, siempre será el niño. Pero esta ciudad, como siempre, o aún más, me llena de contradicciones no resueltas.

Así que me escapo a la tierra prometida. En la noche de San Juan, quemo deseos arropada por el acueducto de Segovia y los reencuentros y redescubrimientos me llenan de la paz que me arrebató la ciudad anterior.

Vuelvo a casa antes de volver a partir. Volver a Huelva y volver a mi mar, dormir con mi madre y hacer maletas. Y entonces, toca de nuevo hacer kilómetros de camino a las "nuevas etapas". No me quedé mucho tiempo nunca al lado de nadie, así que, respondiendo a un comentario, no dejo de ser menos vagabunda... solo dejo de ser menos ingenua.

Vuelvo a pasar por Madrid. Paseo sola durante algunas horas por la calurosa noche, al final, y parecía imposible, logré situarme físicamente en el mapa de esta ciudad de metros y miedos. Entonces, me alegro de no quedarme, porque a veces las decisiones cobardes se vuelven valientes, aunque nazcan de la propia incomprensión.

Más de 600 kilómetros y el sol y la aridez se convierten en lluvia y verde. La Coruña logra enamorarme en menos de 24 horas, y me da tiempo de bañarme en la playa. Ahora, escribo mirando al mar.

Hoy ha sido el primer día de otro nuevo ciclo. Tenía muchas cosas en común con anteriores: las ansias y el dolor de barriga del primer día, los ánimos y las presentaciones, los repartos de horarios, la incertidumbre, y este carácter mío que se me va de las manos.
Pero me hablan de motivación y me entran los miedos. Me viene a la mente un texto leído hace unos días sobre la melancolía: incontrolable e inoportuna. Y sé que hay cosas que no cambian, y eso me preocupa, y sé que me voy conociendo, y eso también me preocupa; pero luego pienso que todo puede cambiar, incluso lo que más se apega a nosotros, lo bueno y lo malo.
Hoy, además, he cocinado puchero y croquetas de salmón, y me he hecho una quemadura que se ha convertido en una gran ampolla. Me he hecho amiga de la carnicera, y hablando con ella, he entendido algunas cosas de los gallegos. A veces, las generalizaciones llevan razón, a veces las cosas se comprenden sólo después de que pase mucho tiempo.

Y así empiezo julio, cambiando de escenario, a golpes de telón, entre los recuerdos y los anhelos, entre los avances y las quemaduras, entre las ganas y el miedo, entre "A fondo" y "Opinión", entre gazpachos y pulpo a la gallega... entre la motivación y la melancolía.

4 comentarios:

McLarenX dijo...

Te mueves más que la compresa de una coja xD

MaRiaDeS dijo...

vagabundear entre el ir y venir de la gente de cada nueva ciudad...
¿supone a veces no saber donde estás?

maybe, forse, quizás dijo...

Tienes vistas al mar???? ten cuidado por ai loca q me das miedo. Quiero ir yo también!!
Un besazoooo

hatoros dijo...

VAYA QUE BIEN ESCRITO ME PARECE ACOJONANTE TU VIDA LLENA DE SORPRESA POR ESO ERES PERIODISTA
UN ABARAZO, AMIGA