Primeros días de clase en la facultad de Periodismo. Filosofábamos sobre el oficio cuando un chico dijo que tenía grabados todos los capítulos de la serie "Periodistas", que emitía Telecinco cuando estábamos en el instituto, es decir, cuando decidimos qué querer ser de mayores.
Yo pensaba, hasta ese momento, que mi afición a aquella serie era fruto de una adolescencia enganchada a las series españolas, pero al escuchar a mi compañero, y a pesar de que -que conste- una quería ser periodista mucho antes de que emitieran esa serie, reflexioné hasta qué punto pudo influirnos a mi generación la serie "Periodistas", y cómo ver cada lunes la serie desde la ESO hasta 2º de Bachillerato ayudó a reforzar una vocación bien afincada ya. Al fin y al cabo, nunca tuve más claro que acabaría siendo periodista que el día en que vi el último capítulo de la serie, que fue el mismo, y sé que no fue casualidad, que en el que me dieron la nota de Selectividad. No entraría ese año en la carrera, pero supe que sería periodista y que me costaría esfuerzo, sudor y lágrimas...
Lo que no sabía aún es que a mi ingenuidad le faltaban muchas vueltas.
La serie tenía un becario, Jose Antonio, que se llevó de becario un montón de años. De todo esto me he acordado hoy porque he estado viendo un par de capítulos de la serie, grabada en 1999. En diez años, la cosa ha cambiado mucho, o a lo mejor, es que ahora casi terminada la carrera, una se da cuenta de que la vida no es ficción televisiva.
Viendo ahora la serie, creo que daba algunas buenas lecciones de periodismo, de las que te hacen reflexionar sobre ética, fuentes, y aspectos importantes de la comunicación. Pero la serie también pecaba de usar frases de esas pedantes que han utilizado estos años algunos profesores obsesionados con el manual.
Luego resulta que el trabajo poco tiene que ver con la serie. Supongo que por ser las primeras, guardo especial cariño de mis prácticas en Huelva. Por ser las primeras, y por aprender muchísimo en ellas. Pero a pesar de eso, no eran como en la tele. Aquellos periodistas de ficción se pasaban el día salvando el mundo, corriendo peligros, haciendo reportajes de investigación en la noche, metiéndose en problemas, planteándose la vida y escribiendo textos preciosos. Claro, que el periodismo no es eso.
También supusieron tanto aquellas prácticas porque me di de cara con la verdad: volvía a casa sulfurada, atacada, disgustada y emocionada. Por un lado, me enteré de que casi toda la información se hacía por teléfono, cuando tú trabajo no era de "corta y pega". Y eso hasta entonces, me hubiese parecido inimaginable. Pero por otro, estando en local, había también mucho trabajo de calle. Ahora en verano hay menos noticias, pero los periódicos hay que llenarlos igual. En local, la mayoría de las noticias es ponerle voz a los política y la política es tan falsa como el periodismo. O tan falsa como las series de TV.
Pocas veces me he sentido tan manipulada como el día en que me mandaron a hacer un reportaje que respondía a influencias de los jefes. Enterarte de que el periodismo es el medio para librar batallas personales es como hacerte mayor de pronto. Así que por eso hacer prácticas es más importante que hacer la carrera: irremediablemente, es donde comprendes que el periodismo no es el de "Periodistas".
He aprendido en todas y cada una de las prácticas que he hecho durante la carrera, en algunas me he dado cuenta de ello más tarde, una vez analizada la experiencia a tiempo transcurrido. Pero, a veces, tengo la sensación de que con los años, en lugar de aprender y convertirme en mejor periodista, voy cada vez empeorando, siendo peor periodista, y alejándome más del periodismo. Y eso me desconcierta. No sé si el periodismo que hay en mi cabeza es más similar al de la serie de TV o al de los libros leídos que a este periodismo que llena los periódicos, y no sé hasta qué punto voy a ser capaz de hacer que ficción y realidad convivan apaciblemente en mi vida. Por eso nos hizo tanto daño la serie. Sé que a generaciones precedentes también hubo alguna serie televisiva que les dejó huellas vocacionales. Y eso es siempre peligroso. Si ya al pasear por la londinense Fleet Street es difícil evocar que un día fuese la calle de la tinta, igual de complicado es hacerse con esta realidad.
Mi primer fin de semana libre de periodista a lo "Jose Antonio", pensaba evadírmelo por estas tierras gallegas, pero me anda subiendo la fiebre y entrando los mareos... Ya no sé si es del tiempo o de darle demasiadas vueltas a la cabeza. O es que ponerme enferma es algo que me pasa cada vez que empiezo unas prácticas... El caso es que una vio mucha tele de adolescente, y también leyó mucha "literatura periodística", y entonces, cuando llega la hora de ser periodista, una no sabe muy bien qué es eso...
Yo pensaba, hasta ese momento, que mi afición a aquella serie era fruto de una adolescencia enganchada a las series españolas, pero al escuchar a mi compañero, y a pesar de que -que conste- una quería ser periodista mucho antes de que emitieran esa serie, reflexioné hasta qué punto pudo influirnos a mi generación la serie "Periodistas", y cómo ver cada lunes la serie desde la ESO hasta 2º de Bachillerato ayudó a reforzar una vocación bien afincada ya. Al fin y al cabo, nunca tuve más claro que acabaría siendo periodista que el día en que vi el último capítulo de la serie, que fue el mismo, y sé que no fue casualidad, que en el que me dieron la nota de Selectividad. No entraría ese año en la carrera, pero supe que sería periodista y que me costaría esfuerzo, sudor y lágrimas...
Lo que no sabía aún es que a mi ingenuidad le faltaban muchas vueltas.
La serie tenía un becario, Jose Antonio, que se llevó de becario un montón de años. De todo esto me he acordado hoy porque he estado viendo un par de capítulos de la serie, grabada en 1999. En diez años, la cosa ha cambiado mucho, o a lo mejor, es que ahora casi terminada la carrera, una se da cuenta de que la vida no es ficción televisiva.
Viendo ahora la serie, creo que daba algunas buenas lecciones de periodismo, de las que te hacen reflexionar sobre ética, fuentes, y aspectos importantes de la comunicación. Pero la serie también pecaba de usar frases de esas pedantes que han utilizado estos años algunos profesores obsesionados con el manual.
Luego resulta que el trabajo poco tiene que ver con la serie. Supongo que por ser las primeras, guardo especial cariño de mis prácticas en Huelva. Por ser las primeras, y por aprender muchísimo en ellas. Pero a pesar de eso, no eran como en la tele. Aquellos periodistas de ficción se pasaban el día salvando el mundo, corriendo peligros, haciendo reportajes de investigación en la noche, metiéndose en problemas, planteándose la vida y escribiendo textos preciosos. Claro, que el periodismo no es eso.
También supusieron tanto aquellas prácticas porque me di de cara con la verdad: volvía a casa sulfurada, atacada, disgustada y emocionada. Por un lado, me enteré de que casi toda la información se hacía por teléfono, cuando tú trabajo no era de "corta y pega". Y eso hasta entonces, me hubiese parecido inimaginable. Pero por otro, estando en local, había también mucho trabajo de calle. Ahora en verano hay menos noticias, pero los periódicos hay que llenarlos igual. En local, la mayoría de las noticias es ponerle voz a los política y la política es tan falsa como el periodismo. O tan falsa como las series de TV.
Pocas veces me he sentido tan manipulada como el día en que me mandaron a hacer un reportaje que respondía a influencias de los jefes. Enterarte de que el periodismo es el medio para librar batallas personales es como hacerte mayor de pronto. Así que por eso hacer prácticas es más importante que hacer la carrera: irremediablemente, es donde comprendes que el periodismo no es el de "Periodistas".
He aprendido en todas y cada una de las prácticas que he hecho durante la carrera, en algunas me he dado cuenta de ello más tarde, una vez analizada la experiencia a tiempo transcurrido. Pero, a veces, tengo la sensación de que con los años, en lugar de aprender y convertirme en mejor periodista, voy cada vez empeorando, siendo peor periodista, y alejándome más del periodismo. Y eso me desconcierta. No sé si el periodismo que hay en mi cabeza es más similar al de la serie de TV o al de los libros leídos que a este periodismo que llena los periódicos, y no sé hasta qué punto voy a ser capaz de hacer que ficción y realidad convivan apaciblemente en mi vida. Por eso nos hizo tanto daño la serie. Sé que a generaciones precedentes también hubo alguna serie televisiva que les dejó huellas vocacionales. Y eso es siempre peligroso. Si ya al pasear por la londinense Fleet Street es difícil evocar que un día fuese la calle de la tinta, igual de complicado es hacerse con esta realidad.
Mi primer fin de semana libre de periodista a lo "Jose Antonio", pensaba evadírmelo por estas tierras gallegas, pero me anda subiendo la fiebre y entrando los mareos... Ya no sé si es del tiempo o de darle demasiadas vueltas a la cabeza. O es que ponerme enferma es algo que me pasa cada vez que empiezo unas prácticas... El caso es que una vio mucha tele de adolescente, y también leyó mucha "literatura periodística", y entonces, cuando llega la hora de ser periodista, una no sabe muy bien qué es eso...
2 comentarios:
No te procupes y deja de darle vueltas a la cabeza, que periodista es el que quiere serlo y tú, creo yo, tienes cualidades para ello.
A mí me sucedió lo contrario que a ti, nunca tuve vocación de periodista y elegí esta opción no muy convencida. Luego, cuando empecé la carrera, me gustó. Y, si me pongo a pensar, de pequeña iba a los programas de radio de mi pueblo, me montaba mis tertulias con los muñecos y me tragaba todos los capítulos de Periodistas.
Nunca quise ser periodista, pero el periodismo me buscó a mí.
Y cuando le coges el gustillo te desespera, agobia, frustra, cabrea, deprime... pero te vuelve adicta a la información. Una mezcla de odio y amor que a mí me engancha.
TU SABES LO QUE ERES:PERIODISTA Y ESCRIBES MEJOR QUE MUCHOS DE LOS QUE HAY POR AHÍ
TE LO DIGO YO QUE TE LEO
ABARAZO
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