martes, 21 de abril de 2009

Había una vez... uno que se llamaba Mussolini...

Antes del homicidio de Matteotti, el ambiente ya estaba caldeado: que si el “Regio Decreto sulla Stampa 23”, que le capacitaba para multar a los medios por “alteradores del orden público”; que si dirigir el Avanti! –el periódico del Partido Socialista–; que si crear, en el 14, el periódico Il Popolo d´Italia para dotar al Partido Nacional Fascista de un órgano de propaganda, al más puro estilo de su compadre Hitler

Pero vamos, fue llegar1924, Giacomo Matteotti pronunciar su discurso contra el fascismo, producirse su secuestro y su muerte, y a Benito Mussolini ya no había quien lo parara. Bueno, hay quien dice que el rey de Italia, Vittorio Emanuelle III, hubiese podido hacer algo… pero vamos, que eso es otra historia.


Como decía, fue llegar el 24 y ponerse las pilas para convertir el ideal fascista en el ideal de todos…. Y así hasta el 43. Listo era, ¿no?, primero empieza a meter leyes como el que no quiere la cosa, haciéndose el tonto vamos; en el 25, la obligatoriedad de que todos los periodistas estén inscritos al Albo para poder ejercer la profesión (claro que sólo dejaba inscribirse a los que demostraran “fidelidad al régimen”); en el 26, las “leggi fasctisime”: que si no dar más de dos columnas a los actos violentos, que sí dar un mínimo de información de las infraestructuras que montaba el régimen, que si escribir con un estilo pomposo…


Por no hablar de la obsesión que tenía el hombre con los directores de los periódicos: que si cambio a éste, que si me ventilo al otro, que si pongo a dirigir la Agencia Stefani a mi coleguita Morgani, que si me alío con los del Instituto LUCE; para acabar, en el 35, haciendo limpieza general y después (más listo que ninguno), autoproclamándose “Director único” de todos los periódicos… y metiendo su columnita “Stupidario nemico” en todos los periódicos… No, si encima, vanidoso.


Y los periodistas ¿para qué? ¿Para qué iban a mostrarse en contra, a reivindicar libertades, a unirse contra el Duce? Pues no… ellos a poner cara de niña buena. Vamos…, pero si algunos hasta antes de la Marcha sobre Roma –del 4 de octubre del 22, por la que Mussolini subía al poder– ya se habían, ellos solitos, “autofastizados”, Il Resto del Carlino, por ejemplo.

Claro que los que se oponían acaban mal, Albertini quiso mantener independiente al Corriere della Sera y fue sustituido de inmediato en la dirección del periódico. Esas eran las consecuencias; La Stampa fue suspendida también en varias ocasiones.

Si otra cosa no, pero Mussolini se lo supo montar, hay que fijarse sólo el Minculpop o la Guerra de Etiopía. En el primer caso, el Ministerio de Cultura y Propaganda (“compinchado” con el Ministerio de Propaganda alemán de Goebbels), que ya no sólo se conforma con controlar la prensa sino que, además, pretende, desde su creación en el 37, reeducar al pueblo, ser una fuerza vital, promover publicaciones como La Diffesa della Raza (con un título así, sobran explicaciones…).

Y lo segundo, Mussolini promueve una súper campaña (y eso que todavía no había tele) para meter a los italianos en una guerra contra los de Etiopía, y así, ir metiéndoles el gusanillo, para que en la II Guerra Mundial lo den todo con alegría. Si el muy listo hubiese sabido lo "colgado" que le iba a dejar la II GM


Y entre unas y otras, los italianos, y medio mundo, acaban metidos en guerra… Y mientras, el pueblo no se entera de nada, que la información que llega es sólo la “oficial”… menos mal que, de vez en cuando, pillaban Radio Londra y la escuchaban clandestinamente…


Y así, nos colamos en la noche del 25 de julio de 1943. Yo me la estoy ya imaginando… (en blanco y negro) En una redacción, aparentemente tranquila, alguien da un chivatazo: el rey está pensándose cesar a Mussolini y mandar a Badoglio a que forme nuevo gobierno… ¿Cómo se enteraron los periodistas? Pues porque son periodistas... chaquetros pero competentes… Con el notición, la redacción comienza a hervir… y la noticia vuela de un periódico a otro… por un lado: el estrés, la emoción… por otro: el miedo… Si de una día a otro, la Italia fascista pasa a ser Italia no fascista, en todos estos periódicos que han apoyado al fascismo es muy posible que rueden cabezas… Eso debió pensar el director de la Stefani, que se suicidó esa misma noche…


Pedazo de periodistas... A la mañana siguiente, todos los periódicos salen con titulares de “Viva l´Italia”

¿y Mussolini?... ¿quién era ese?

Se reconstituye la Federación della Stampa, nadie se acuerda de un pasado fascista… “¿quién yo?, que va”… y mientras, el Duce encerrado…

Pero como todo malo de película, reaparecerá de entre las cenizas…

En septiembre se firma un armisticio y el rey y Badoglio –cobardes– huyen. Hitler rescata a Mussolini y éste vuelve a Italia y proclama el II fascismo. El 23 de septiembre del 43, por radio –su nuevo descubrimiento– anuncia la creación del nuevo “Partido Fascista Republicano”. Ojo en… republicano, que los italianos no volverán a tener rey… (Algo de lo que podíamos aprender los españoles, por cierto)


Y como decía, la radio fue su nuevo descubrimiento. Mussolini se lleva al Minculpop y a la Stefani a Saló, y mientras, juguetea con la radio… ¿Por qué? Pues uno, porque los “plumillas”, temiendo represalias, han huido… y dos, porque descubre en la radio un potente modo de llegar a las casas, incluyendo así a gente que no sabía leer.


Pero bueno, el poder no le dura mucho. Los alemanes pierden la guerra, y Mussolini es ejecutado el 28 de abril de 1945.

Luego llegaran, de Sicilia al norte, los americanos del Pwb para “reeducar” –ingenuos– a los italianos, tendrán sus movidas con el CLN, se creará una Constitución, etcétera, etcétera… pero esto es ya otra película, y yo me tengo que ir ya el examen…

Prometo no contárselo de este modo al profesor…


1 comentario:

hatoros dijo...

GRACIAS POR INFORMAR, QUERIDA VAGABUNDA.