Tenía pintas de curtido. Sentado en un sillón con absoluta tranquilidad, con una mirada analítica pero serena. Con cara de quisquilloso, de valiente, de implicado, de conservador, de activo...
Más tarde me enteraría que estaba a punto de cumplir ochenta años, que ejerció carrera diplomática por París, Londres y Viena, que fue embajador en la antigua URSS, que había dado clases en las Universidades de California, Harvard y Milán, que tenía escritos más de una treintena de libros, que comenzó como periodista en Il Popolo cuando tenía 18 años, que lleva la sección "Lettere al Corriere" en el Corriere della Sera...
Pero eso sería, ya digo, más tarde. Cuando entré en el teatro Pavone -lleno hasta arriba- sólo sabía lo que ponía en el programa: Sergio Romano. Corriere della Sera.
Estaba anunciado como "la lección magistral" del periodista sobre: "Giornalismo, Poteri e Responsabilita". El joven periodista de La Stampa Francesco Rigatelli hizo una bonita presentación. Después, Romano dio su clase.
"Hay dos tipos de periodismo -comenzó diciendo-, uno se dedica a la información y al análisis; el otro, al entretenimiento y al escándalo. Si un periódico quiere dedicarse a uno de ellos en exclusiva, está muerto".
Después continuó: "No pueden sobrevivir los periódicos que deciden sólo jugar en un campo. Los periódicos no son órganos de información, son instrumentos de batalla". El tono guerrero con el que Romano comenzó su conferencia no lo abandonó ya a lo largo de ésta, ni tampoco durante la rueda de preguntas que le prosiguió. Contundente, directo y claro. Simple, sencillo, y eficiente. Como las de un buen periodista, así eran cada una de sus frases. De la primera a la última palabra de su intervención no perdió el ritmo. Y no solo eso, además, no perdió la atención de un sólo espectador. Ni una tos, ni un bostezo, ni un rumor. El público estaba entregado.
De la relación del periodismo con la literatura -"casi nunca la literatura es un buen periodismo; la literatura tiene todos los vicios que no debe tener el periodismo: metáforas, rodeos, descripciones eternas..."- hasta el boom de los blogs.
Moreno es un hombre moderno que lleva iPod y sigue con atención las nuevas informaciones que llegan por Internet; sin embargo, siente un cierto recelo hacia los Blogs: "Los blogs no son el periodismo del futuro, no creo que sea la respuesta a los problemas del periodismo. Internet nos acerca la información, podemos hacer un periódico personal, un 'daily me', pero no informa, sólo confirma". Quizás la diferencia generacional le hace sentir determinada desconfianza hacia las nuevas vías; sin embargo, al mismo tiempo, su instinto periodístico le dice que algo está cambiando y que los nuevos medios tienen en ello un papel importante. Un joven del público añadió: "al fin y al cabo, sus cartas al público del Corriere no son otra cosa que un blog...". Romano no pudo hacer otra cosa que darle la razón.
El escritor no podía dejar pasar por alto uno de los temas más debatidos durante el festival: el futuro del papel. Pero en lugar de contestar, dejó dos preguntas en el aire: "¿Existirán tras veinte años los periódicos?, y si existiesen, ¿cuántos cadáveres habrá dejado por el camino?". Sus preguntas sonaban a lamentaciones.
"Los parámetros del periodismo no están pasados de moda: verificar los hechos, escribir con medida, con claridad, con equilibrio...", insistía el periodista. Y avisó: "los jóvenes periodistas deberán decidir cómo quieren ejercer la profesión".
Dejaba la nota en el aire, y entre muchas otras cosas hubo algo que, insistentemente, repitió durante todo la charla: "El periodismo, el oficio, no está en crisis; en crisis está la empresa periodística".
Habrá que pensar en ello... Dejó respuestas, las suyas; planteó cuestiones; y, sobre todo, nos dejó analizando, reflexionando, dudando, pensando...
La lección, efectivamente, fue magistral.
Más tarde me enteraría que estaba a punto de cumplir ochenta años, que ejerció carrera diplomática por París, Londres y Viena, que fue embajador en la antigua URSS, que había dado clases en las Universidades de California, Harvard y Milán, que tenía escritos más de una treintena de libros, que comenzó como periodista en Il Popolo cuando tenía 18 años, que lleva la sección "Lettere al Corriere" en el Corriere della Sera...
Pero eso sería, ya digo, más tarde. Cuando entré en el teatro Pavone -lleno hasta arriba- sólo sabía lo que ponía en el programa: Sergio Romano. Corriere della Sera.
Estaba anunciado como "la lección magistral" del periodista sobre: "Giornalismo, Poteri e Responsabilita". El joven periodista de La Stampa Francesco Rigatelli hizo una bonita presentación. Después, Romano dio su clase.
"Hay dos tipos de periodismo -comenzó diciendo-, uno se dedica a la información y al análisis; el otro, al entretenimiento y al escándalo. Si un periódico quiere dedicarse a uno de ellos en exclusiva, está muerto".
Después continuó: "No pueden sobrevivir los periódicos que deciden sólo jugar en un campo. Los periódicos no son órganos de información, son instrumentos de batalla". El tono guerrero con el que Romano comenzó su conferencia no lo abandonó ya a lo largo de ésta, ni tampoco durante la rueda de preguntas que le prosiguió. Contundente, directo y claro. Simple, sencillo, y eficiente. Como las de un buen periodista, así eran cada una de sus frases. De la primera a la última palabra de su intervención no perdió el ritmo. Y no solo eso, además, no perdió la atención de un sólo espectador. Ni una tos, ni un bostezo, ni un rumor. El público estaba entregado.
De la relación del periodismo con la literatura -"casi nunca la literatura es un buen periodismo; la literatura tiene todos los vicios que no debe tener el periodismo: metáforas, rodeos, descripciones eternas..."- hasta el boom de los blogs.
Moreno es un hombre moderno que lleva iPod y sigue con atención las nuevas informaciones que llegan por Internet; sin embargo, siente un cierto recelo hacia los Blogs: "Los blogs no son el periodismo del futuro, no creo que sea la respuesta a los problemas del periodismo. Internet nos acerca la información, podemos hacer un periódico personal, un 'daily me', pero no informa, sólo confirma". Quizás la diferencia generacional le hace sentir determinada desconfianza hacia las nuevas vías; sin embargo, al mismo tiempo, su instinto periodístico le dice que algo está cambiando y que los nuevos medios tienen en ello un papel importante. Un joven del público añadió: "al fin y al cabo, sus cartas al público del Corriere no son otra cosa que un blog...". Romano no pudo hacer otra cosa que darle la razón.
El escritor no podía dejar pasar por alto uno de los temas más debatidos durante el festival: el futuro del papel. Pero en lugar de contestar, dejó dos preguntas en el aire: "¿Existirán tras veinte años los periódicos?, y si existiesen, ¿cuántos cadáveres habrá dejado por el camino?". Sus preguntas sonaban a lamentaciones.
"Los parámetros del periodismo no están pasados de moda: verificar los hechos, escribir con medida, con claridad, con equilibrio...", insistía el periodista. Y avisó: "los jóvenes periodistas deberán decidir cómo quieren ejercer la profesión".
Dejaba la nota en el aire, y entre muchas otras cosas hubo algo que, insistentemente, repitió durante todo la charla: "El periodismo, el oficio, no está en crisis; en crisis está la empresa periodística".
Habrá que pensar en ello... Dejó respuestas, las suyas; planteó cuestiones; y, sobre todo, nos dejó analizando, reflexionando, dudando, pensando...
La lección, efectivamente, fue magistral.
1 comentario:
Caio vagabunda...Muchas gracias por entrar a mi mundo, soy un estudiante (24 años) de Ciencia Política que vive en algun lugar entre la Ciudad de México y el Estado de Veracruz; es un placer conocerte y mientras te leo, un abrazo.
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