miércoles, 10 de noviembre de 2010

Canela y miel

Las palabras están dormidas. Yo no. Las palabras están perdidas. Yo también. Las horas avanzan demasiado rápidas a la par que aumenta un dolor de cabeza con mono de chocolate. La independencia heredada y aprendida. El mal humor o la tristeza que otros ven en mí, y yo no. Las amigas que llegan volando cuando se las necesita. Afortunadamente. Aunque sea en gerundio. Discusiones. Malentendidos. Reproches. Abuso. Un trabajo que no es un trabajo. Una vida que se compone de dos sílabas. Un susurro (a gritos). Repeticiones, y mucho frío. 


Día de silencios contenidos, de abrazos con risas que esconden los miedos, de ansiedad alertada por razones sin sentido. Viruelas con café. Nada es lo que parece. Nunca lo fue. Olvido que te engaña nunca te olvida. Y por último, un buche (sorbo) con sabor a canela y miel, que dicen que lo arregla todo.  

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