domingo, 15 de febrero de 2009

Para la ternura siempre hay tiempo

Porque, como cantaba Víctor Manuel, para la ternura siempre hay tiempo…

TERNURA

* Alemán: Zartheit, Empfindsamkeit
* Esperanto: tenereco
* Finés: hempeämielisyys
* Francés: douceur, tendresse
* Inglés: tenderness
* Italiano: tenerezza
* Rumano: tandreţe
* Ruso: умиление
* Turco: hassaslık

Según la RAE, la ternura es “la cualidad de tierno”, y tierno es, en su acepción más cotidiana, algo “afectuoso, cariñoso y amable”. Una definición, a mi parecer, vacía y simple. La ternura es mucho más.

Si busco en Google, puedo encontrar otras definiciones más apropiadas pero, aún así, no lo suficientemente acertadas. “Ternura es una sensibilidad para con los estados del alma del otro”. Ésta, por ejemplo, incluye una palabra importante: sensibilidad, que es muy diferente al sentimentalismo y a la sensiblería, y está, sin embargo, más unida al sentido y a la emoción. La sensibilidad es la facultad de sentir y es absolutamente necesaria.

Esa definición incluye, además, al "otro", a ese otro que nuestro egoísmo, muy a menudo, nos impide ver. Pero la ternura no es pasión, ni amor, ni amistad, ni compañerismo… a pesar de que es frecuente que se incluya en esas relaciones. Podemos experimentar la ternura junto a una pareja, un amigo o un familiar, pero también la vivimos frente a un desconocido, o con un animal o, en este caso, en una película...



Elsa y Fred es ternura. No hay definición mejor. Esta coproducción hispano argentina, dirigida por Marcos Carnevale en el 2005, me dejó el viernes pasado dándole vueltas a lo que significa en este film, y para mí, la ternura.

Ternura es el plano de las manos arrugadas de Elsa. Ternura son los detalles.

Otro director de cine que posee esa sensibilidad especial es el italiano Ettore Scola. Sabe convertir en imágenes la ternura. Sus películas son ternura. Crítica, desengaño, miedo, risas… pero sobre todo ternura.

Ternura son las ilusiones que se mantienen durante toda una vida, como la de Elsa, como las que escondemos debajo de nuestras almohadas. Ternura es ponerle, a medias, la funda a esas almohadas.

Ternura es hablarle a las fotos. Es preferir los abrazos a los besos, porque son más sinceros. “Somos una mujer y un hombre hablando de los prejuicios del solomillo”, le dice Elsa a Alfredo. Eso es ternura.

Ternura nos provocan a menudo los niños y los animales. Tierno también significa “verde”, inmaduro. Ternura es la vida, y la cotidianidad. Una niña que, acurrucada a su tía, ve una película sobre el ciclo de vida de los pingüinos y, al no saber explicar qué siente, usa términos como “coraje”. Hay tanta ternura en la escena ficticia de los pingüinos como en la real de la tía y su sobrina.

Ternura es mucho más que una palabra. Otra definición encontrada es “No es debilidad, no es flaqueza, sino fuerza que surge sólo en un corazón libre, capaz de ofrecer y recibir amor”. Esta definición da otra clave en la descripción de la ternura. No es fragilidad. La ternura es fortaleza. Óscar Wilde escribió que “en el arte como en el amor la ternura es lo que da la fuerza.” Y esa fuerza sólo puede nacer de la libertad, de la aceptación de esa necesaria libertad.

A veces, ensimismada en mi mundo, en mis sueños, en mis miedos y en mis dudas, desarrollo una sensibilidad extrema. Me sorprendo estremeciéndome en situaciones en las que ni risa ni llanto son fáciles de controlar, sintiendo la necesidad de hacer física esa ternura. En otras ocasiones, me convierto en una persona absolutamente fría y racional, sorprendiéndome, del mismo modo, en situaciones en las que soy incapaz de traspasar mis propias capas. Entonces me pregunto quién es más yo, qué extremo forma más parte de mí, si la que desea dar un abrazo o la que se retrae antes de darlo, si la que piensa las cosas ayer o las que las piensa mañana. Y supongo que los dos extremos se encuentran en algún punto y en ese punto estoy yo.


Ortega y Gasset se preguntaba si la ternura era algo alegre o triste, cómo, al mismo tiempo, nos podía producir angustia aquello mismo que nos causa placer.

He comprendido que la ternura es un arma de doble filo. Quizá ahí esté la respuesta que buscaba el filósofo.

La ternura es reír a carcajadas mientras se nos saltan las lágrimas.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tenura es un corazon muy muy grande que cabe en un puño muy muy pequeñito

Botas dijo...

la ternura es un tanto confusa, no tiene fronteras definidas, pero el solo hecho de reflexionar de este modo sobre ella ya muestra que, sea el que sea su significado "de libro", ocupa un lugar prioritario en tu cotidianeidad, y eso es algo sencillamente maravilloso.
Gracias por tu visita.

Víctor L. Gómez dijo...

He "guelto"!!!!.

El problema es cuando renunciamos a la tertura o lo que es peor, nos olvidamos de ella.

Aprendamos a saborear...

Anónimo dijo...

Vengo de un blog de cuentos que me enlaza contigo. Publica más me ha gustado mucho.
Laura