martes, 30 de diciembre de 2008

Al frente


Afincada a esas horas en las que, como ya debería estar durmiendo, da igual que sume o reste unos minutos de más o de menos.

En esas horas escribo sin saber muy bien qué. A esas horas, que son éstas, hago la maleta para Madrid cuando aún no he deshecho la de mi vuelta de Italia. Mientras saco y meto ropa y libros, cuadernos y objetos varios, voy amontonando cosas sobre la cama, por el suelo, en mi habitual desorden. Aún quedan maletas sin abrir de este verano, del último invierno, de los meses que pasan sin darme tempo a cerrarlos del todo.

Ahí esta la culpa de que entre tantas maletas no deshechas aparezcan retazos del año, recuerdos, fotos, palabras. No ha sido un buen año el 2008, y sin embargo, las cosas buenas que me han pasado en el 2008 han sido tan (tannn) buenas que volvería sin dudarlo a vivir este mal año.

He aprendido que no se puede cambiar el pasado por mucho que se desee rehacer las cosas que se rompieron, que no se puede hacer más que pedir perdón por los errores cometidos, que dar las gracias por los instantes, que esperar, que desear, y actuar en consecuencia, porque el 2009 sea mejor que el 2008.

El pasado marca, siempre marca aún cuando no somos conscientes de su huella, marca pero se queda atrás. Sólo queda mirar hacia delante entonces.

1 comentario:

Víctor L. Gómez dijo...

"He aprendido que no se puede cambiar el pasado por mucho que se desee rehacer las cosas que se rompieron, que no se puede hacer más que pedir perdón por los errores cometidos, que dar las gracias por los instantes".

Instantes, de hay parte todo...

Feliz 2009!, PAZ y SALUD. Un abrazo muy fuerte, Patricia!.