domingo, 22 de mayo de 2011

Mi voto


"La crisis ha sido una lupa que ha hecho muy visibles las desigualdades y privilegios, en descrédito de la política. Cuando el principal tema de debate político son los políticos mismos como problema, es lógico que lo que ha unido a esa heterogénea protesta sea el rechazo de los partidos. Sin embargo, la idea de una democracia sin partidos, asamblearia, no solo es inaplicable en un país moderno, sino germen del peor populismo. Muchos de los problemas que planean sobre la crisis de representatividad son reales, pero no se resuelven absteniéndose, sino ejerciendo el derecho al voto, que implica el de exigir cuentas a los electos y poder cambiarlos cada cuatro años: ahora les toca el turno a ayuntamientos y comunidades autónomas". (Sigue leyendo)


Ceuta permanece ajena, en su mundo, en su ficción hecha realidad. A través del móvil escucho los gritos aupados desde la Puerta del Sol. No tienen nada que ver con los que hace unos días sonaban aquí, en la plaza más céntrica de esta ciudad autónoma. Lo local confundido con los intereses personales. El bipartidismo nacional jugando en diferente liga que la batalla campal de esta ciudad. Voto, y lo hago sabiendo qué voto. Se presentan siete partidos. Me sé el nombre de los políticos que componen sus listas, he aprendido a fuerza de escuchárselos repetir sus programas electorales, esos que no cumplirán, sé con qué armas se mueven cada uno de ellos en este juego. 

Cubrir informativamente una campaña electoral es agotador y llega a sacar lo peor de nosotros. Voto con conocimiento de causa. Voto porque estoy convencida que abstenerse no es la solución. Pero tampoco lo es la digresión. Voto porque sé que aunque me niegue formó parte del sistema, y puestos a reivindicar y a mostrar mi disconformidad, quiero hacerlo exigiendo que se cumplan todos mis derechos, absolutamente todos. 
Ideológicamente optaría por la anarquía feliz, por esa radicalidad vestida de libertad extrema. Pero sé que el es necesario un control, aunque nos pese, aunque nos amarre. Son necesarios los escaparates, igual que lo son los modelos y los referentes. Aunque sea difícil encontrarlos.

Ya tuve estas conversaciones en las elecciones generales. Me divertían los soporíferos debates porque generaban conflictos y dudas, aunque fuesen intercambiados vía sms.

Metida en la cabina, con un sobre y siete posibles papeletas, me parecen deprimentes las siete opciones políticas a las que puedo optar. Me parece bien gritar, imprescindible, pero me parece también importante votar, necesario. En cualquier caso, me parece más coherente ir hasta allí, hasta las urnas, que quedarme sentada en el sofá diciendo que no puedo hacer nada por cambiar este mundo. Creo que aún estamos a tiempo de convertir las utopías en realidades.

1 comentario:

Juanjo dijo...

Y muy bien que has hecho yendo a las urnas!

Juanjo