domingo, 27 de febrero de 2011

Dos meses de minuto musical

Imagen de Argote de la campaña de la Cruz Roja sobre conciliación

No me gusta salir a las tantas de la redacción. Eso, que vaya por delante. Pero una vez aclarado esto, he de reconocer que "el minuto musical" -ese del que ya he hablado en otras ocasiones, y que mi jefa utiliza, pasada la media noche, para inspirarse a la hora de hacer los editoriales-, me motiva, me estimula. 
Hago dos meses en El Pueblo de Ceuta, y aunque acostumbrarse a Ceuta y a sus peculiaridades, es todo un reto (aún no superado), la vida ceutí y el trabajo en este diario es toda una experiencia. 
Pero una experiencia imposible de conciliar por mucha campaña que la Cruz Roja emita sobre conciliación de la vida laboral y familiar.
"¿En Ceuta?", preguntado con voz de asombroso espanto es la primera reflexión que me hacen mis conocidos cuando, después de un tiempo sin hablar con ellos, se enteran de en dónde trabajo.
Pasados los prejuicios y el desconocimiento sobre Ceuta, entonces continua la explicación.: La vida en Ceuta es cómoda y la gente es agradable. La ciudad es bonita y se vive muy bien. De partida, son todo puntos a su favor. 
Y entonces, una vez ubicada, está el trabajo. Se entra pronto y se sale tarde, claro que eso es denominador común de todos los diarios de papel, y es algo a lo que una ya está más que acostumbrada. 

Me gusta ser periodista en Ceuta porque significa, a menudo, tener la posibilidad de ejercer un periodismo "de calle" que está muy olvidado y del que llegué a pensar que solo quedaba rastro en los libros de historia del periodismo. 
Me gusta el contacto con la gente, el periodismo más social y más local. Pero además de ofrecerte ese campo, el periodismo en Ceuta te nutre de historias trasnacionales, fronterizas y multiculturales a las que no tendrías opción en, prácticamente, ninguna otra autonomía. Ejercer el periodismo en Ceuta te nutre, es toda una escuela perfecta para alguien que, como yo, aun, reconozcámoslo, está muy verde. 

Eso es lo mejor. Luego está, como en todo, lo peor. Como el estado de ansiedad que no puedo controlar cuando se acerca la reunión de contenidos y mis propuestas, lo sé, no están a la altura de las de mis compañeros. Rellenar tres páginas diarias no siempre es tarea fácil. Y la tensión a veces me puede, no lo controlo. Me hace reflexionar, demasiado, sobre mis capacidades y aptitudes como periodista. 

Una vez pasada las cinco de la tarde, la jornada se relaja a la vez que se tensa. Es menos estresante en tanto sabes ya cuál es tu cometido, tienes, digamos, ideado el día. Pero es más agobiante en el sentido de que la hora de cierre se avecina. He de reconocer que a ese estrés-relax ayuda (y entorpece) que una ese entretiene con todo (prueba de ello es que con dos páginas a medio hacer, esté aquí,  escribiendo para el blog). 

El buen ambiente en las tardes de debate y redacción no es que solo sean un punto a favor, es que son la clave, la espina dorsal. A punto estaba ya, tras mis últimas experiencias laborales fuera, de asimilar que una redacción es una selva llena de animales sin escrúpulos, cuando, al llegar aquí, he podido redescubrir (menos mal) que antes que periodistas, la mayoría, somos personas, y que puestos  a echar más horas que un reloj, no hay mejor arma  mejor que un toque de humor y de compañerismo.

Y cuando menos te das cuenta, la noche se echa encima. Hay un momento en que la hora importa, después, ¿qué más da ya salir a la una que a la una y cuarto? El ambiente, entonces, alcanza otro climax. Será la presión, o será la música, pero es el momento del día en que más periodista me siento. (Y que quede claro, repito, que salir tempranito siempre es preferible)

Y así pasan los días, y fluye la vida en Ceuta. Con admiración, con sueño, con dudas, con trabajo, con periodismo... Cansada a veces, ansiosa muchas, y contenta otras. 
Para la parte de mi vida ajena al periódico apenas tengo tiempo, y en Ceuta, la verdad, tampoco es que de momento tenga amigos. Así que como la gente en la que confío está demasiado lejos, por ahora, me centro en escribir. Como decía Sándor Márai: "Ya que no puedo decírselo a nadie, se lo diré a todos".

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

¡Saludos! Me llamo Pepe y soy el chico que trabajó en El Pueblo de Ceuta hasta finales de noviembre, poco antes de que tú llegases. Yo llevaba Turismo, Comercio, Tecnología y Militares. Entré en el blog por curiosidad :) Espero que las cosas vayan bien por allí. Los compis son un encanto :) Creo (si al final te quedaste allí) que vives incluso en la que fue mi casa con mi compi de piso José María. Si vives con él, dale saludos, y abrazos a Reduan, Cristina, Paula, Rincón etc.

Patricia Gardeu dijo...

Hola Pepe, me han hablado mucho de ti, jeje.. es lo que tiene sustituirte en el curro y en el piso..
Yo llevo Sanidad, parte de Medio Ambiente, Militares... Y me estoy adaptando bien. El diario genial, mejor que a la ciudad.. ;)
Saludos!