lunes, 12 de octubre de 2009

Llegando

Llegando. Y empieza con gerundio como un mal artículo. Si no fuera porque soy consciente de que estoy inmersa en una buena oportunidad profesional, cerraría los ojos y los abriría sólo cuando estuviera cerca del mar, de algún mar.
Esta ciudad llena de anhelos con la que no termino de llevarme bien. Gente por todas partes queriendo huir y, al mismo tiempo, con los pies pegados al suelo, atrapados. Intento pensar en positivo: infinitas actividades, amigos, oportunidades y bonitos cielos... pero se me esfuman los pensamientos: distancias largas, precios desorbitados y amigos que cuando les da la brisa madrileña se olvidan de lo sencillo y de que ayer nos quisimos.
Busco concienciarme, cambiar la pereza del inicio por la emoción de la novedad. Pero me sé este cuento y mis prejuicios y yo nunca nos sentimos demasiado cómodos atravesando la M30.
Me concentro en darnos una oportunidad pero cuesta tanto...
Madrid y yo podemos amarnos por un momento pero, como toda pasión, pasado el efecto de éxtasis, sólo queda la sangre que dejan las heridas hechas con los cristales rotos del fracaso. Y a los muy buenos momentos vividos en sus calles los tapa el ruido del metro y los gritos de todos los que nos sentimos fuera de lugar en la ciudad que se dice de sí misma ser la suma de todos.
Pero yo no sé qué número soy en esta cuenta de locos.
Vuelvo a Madrid. Vengo por un año.
Pensamiento positivo, fuerza y mucha paciencia, me repito mientras mi autobús va entrando en la estación sur. He llegado a Madrid.

3 comentarios:

maybe, forse, quizás dijo...

pensamiento positivo: es un año en el que las dos vamos a ahorrar lo suficiente como para huír de aquí y marcharnos a vivir nuestras locuras en otro sitio... ¡UN AÑO!

Patricia Gardeu dijo...

¿Ahorrar? Es lo último que puedo lograr en esta cara ciudad!! Y mi odio sigue aumentando

hatoros dijo...

¡AH, QUE EL ODIO NO TE NUBLE!