jueves, 26 de marzo de 2009

Una clase aburrida



Una clase aburrida donde todo es repetido. Contraria a la de ayer. Y mientras, lo imprescindible y básico lo he olvidado. Pienso en el suicidio. Eso escribe sobre su cuaderno un escritor. El escritor lleva muerto más años de los que llevo yo viva. El tiempo medio de lectura de un periódico es un cuarto de hora. Dice el profesor. Estoy en clase. Obviamente, no tomo apuntes. Sin embargo, sí escucho. Me aburro. Leo los garabatos que, en italiano, hay escritos sobre mi mesa. Decido que el italiano va a tener que esperar. Miro el móvil. Silencio. Quedan aún 54 minutos de clase. No me puedo creer que el profesor esté explicando lo que es el cuerpo de letra. Y lo que en un periódico es una columna. Pienso si sería buena idea hacer un doctorado. Aunque creo que no aprobaré el examen de inglés en la vida. No recuerdo, en español, las formas verbales. Voy a tener que releerme el manual de EFE. O igual puedo no licenciarme y cambiar de profesión. Ahora habla de los titulares. Yo pienso en los pensamientos. Luego pienso en las mentiras. Luego en las promesas. Luego en los sueños. Luego en que tengo hambre y en que cuando salga de clase me voy a tomar un café y un cornetto. Miro otra vez el móvil. Esta clase no va a acabar nunca. ¿Sólo han pasado 14 minutos? Me pregunto si cuando mentimos, sabemos que estamos mintiendo. Y si cuando hacemos una promesa, sabemos que no la cumpliremos. No hay tanta diferencia entre el recuerdo y el olvido. La semana que viene es el festival de periodismo. No sé por qué me empeño. Las cosas claras y el chocolate espeso. No hay más alrededor. Un instante es un instante y una canción, una canción. Debería asimilar más rápido las cosas. A partir de ahora, cambio. Está claro que es una falsa promesa. Y los minutos no pasan. Que aburrimiento de clase.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estamos en el curso de internet viendo tu blog