jueves, 26 de marzo de 2009

El enamorado de los momentos

Por JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

Momento del sofá verde con sol de siesta, en el cuarto solo de la tarde de domingo; momento del rincón oculto por el jardín de febrero, con violetas, tierra eterna, al sol vago de ultramundo; momento de la luna de la mañana en el agua primaveral; momento...
Momentos que os moríais, que no pude acariciar hasta el fin, momentos tenidos que dejar por mí a la fuerza, sin querer y echando sangre ideal. 
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Como no he vivido entre los hombres, no he sentido necesidad de ser ironista; he vivido en mis sueños: país perfecto.
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Raíces; pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen.
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Por mi costumbre de obseso, he tenido que conformarme con ser delicado.
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Soy como un pájaro enjaulado. Mi destino es mirar al cielo azul, comer y cantar. El porvenir no debe preocuparme. La cosa es bien sencilla: el día en que no tenga qué comer, me moriré de hambre.
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Cada día me trazo un plan, que jamás cumplo al día siguiente. Como un tatuado, tengo el alma llena de inscripciones que no sirven para nada.   
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¡Tanto soñador de lo infinito! ¡Tanta nostalgia frente a un enigma eterno! ¿Es que nuestros sentidos no convienen con nuestras realidades?

1 comentario:

Anónimo dijo...

PARA LA TERNURA SIEMPRE HAY TIEMPO