martes, 3 de marzo de 2009

Cerco un centro di gravità permanente

Estas dormida y en tus párpados te dejo un beso y un adiós…”. Así empieza una canción.

Mi corazón, ventana del sueño, pasillo de la vida, pensión de la libertad dormida... loca… yo busco… no sé qué.” Así continúa otra.

Una es de un español que decoraba carpetas de adolescentes, la otra es de una argentina que volaba por las calles de un sueño.

Otra canción diferente: “Cerco un centro di gravità permanente che non mi faccia mai cambiare idea sulle cose, sulla gente...” Busco un centro de gravedad permanente… que no me haga nunca cambiar de ideas sobre las cosas, sobre la gente… Una buena letra de un italiano para una indecisa crónica.

Las luces jugaban a colorear la cortina. Rojos y azules. En el estadio no entraba nadie más. Una niña de la mano de su padre. Un grupo de amigas que pasaban los 60 años cada una. Muchos parejas, muchos abrazos. Edades muy variadas.

Se hace oscuro, se ilumina el escenario, y comienza una canción sin presentación. Escuchamos y sentimos, se trata un poco de eso, de olvidar lo demás.

El espacio se llena con música, con un sonido nítido, una voz emocionada y una letra evocadora. No importa si hace unos minutos odiábamos el mundo y nos odiábamos entre nosotros. La música llena ahora el espacio y durante los poco menos de cuatro minutos que dure la canción, el mundo no estará dando vueltas, los miedos no podrán salir, las dudas habrán cesado. La música nos envuelve a un público, entre el que me hallo, entregado y servicial.

Alguien grita: “Sei un poeta” (Eres un poeta) y todos aplauden. Me pierdo luego entre anécdotas. Soy más feliz desde que aprendí a parar el tiempo.

El concierto resulta divertido. El cantante era Franco Batiatto. A veces se pone bravo y lucha con gritos como “Povera patria”. (pobre patria). Luego canta: “il giorno della fine non ci servirà l'inglese” (El día del final no nos servirá el inglés). Momento de pequeño lapsus. Luego se vuelve tierno y susurra: “Ti proteggerò” (te protegeré), y como es una canción, le crees. Y escribiría la letra entera de esa canción… pero en el tiempo que tardo en traducirla, se esfuma.

Los aplausos y la gente se unen y el estadio vibra. Algo más de dos horas. “La primavera intanto tarda ad arrivare” (La primavera en tanto tarda en llegar). Qué de cosas se asocian a esa estación. Al menos, hay flores.

Algo así como la no crónica del no concierto, titularon este verano. Y me encantó la apreciación. Por soñar, que no quede.

Todo lo que venga después, es futuro. Todo lo que quedó atrás, es pasado. Tengo razón cuando digo que creo que algo es realmente como lo creo, la certeza puede durar veinte segundos, pero durante esos veinte segundos, pondría la mano en el fuego y no me quemaría. Eso he aprendido entre notas italianas, la eternidad sólo existe durante un instante, pero ese instante será absolutamente eterno. Creemos que nos protegerán porque realmente mientras nos lo decían, nos protegían. Da igual el después, mereció la pena mientras se escuchó la música.

Basta que alguien me piense para ser un recuerdo”, dice un poeta. “No vayas. Es una historia imposible. Es parte de tu inmadurez”, contestó la muerte.

¿Qué harías si te dijera todas las cosas que nunca te dije?

2 comentarios:

maybe, forse, quizás dijo...

Tu y yo no estamos hechas para tomar decisiones...

hatoros dijo...

PERO BUENO QUÉ LUCIDEZ.
ERES COJONUDA. TE LO JURO CREETELO Y SIGUE SINTIENDO CON ESA FUERZA PARA DARLO A LOS DEMAS Y EXTASIARNOS.