Todo ello acompañado de una inclinación frontal de la columna, los puños de las manos apretados y cierta tensión general en todo el cuerpo.
Levantamientos y bajadas de la silla, breves y a un ritmo constante.
La mirada fija (desviada únicamente en rápidas excepciones, para solicitar al camarero, mirándolo de reojo, otra caña).
Sonrisas, enfados y respiraciones, bien aceleradas, bien de alivio.
Y… ¡¡¡¡¡Gooooooooooooooooooooool!!!!!
29 de mayo. España gana, después de 44 años, la final de la Eurocopa en Viena, contra Alemania: ¡Campeones! (por si alguien no se ha enterado).
15.000 españoles frente a 40.000 alemanes entre la afición que se ha desplazado a Austria; 21 vuelos desde Madrid, 9, desde Barcelona; más de 3.000 efectivos de seguridad; vuelo y entrada, a última hora, entre 1.200 y 1.400 euros. El “agosto” de la reventa. Temperaturas, entre 26 y 30 grados.
Eso en Viena. Mientras, en Madrid, la Plaza de Colón a rebosar, la afición de Casillas aupándolo desde Móstoles.
Y en Aranjuez, 'La Venta', en mi misma calle, vivía la emoción de la final entre sangrías y patatas. No faltaban pitos, camisetas, llantos, gritos, y cachondeo. Que de hacer fiesta era de lo que se trataba. Una fiesta en la que celebrar una victoria, y la selección no decepcionó. Torres debe estar que se sale, Aragonés, orgulloso de sus chicos, y desde mi ventana, los coches siguen pitando sin parar. ¡España campeón!, se oye, y hoy, se olvida todo.
Si hace un mes me dicen que acabo escribiendo en el blog de la Eurocopa, yo que escribo por ganas, no me lo creo, pero nada más llegar del bar, tenía que escribir algo, lo que fuera, pero impulsivamente futbolístico. Se me debe haber pegado algo de las prácticas.
Pero además, no me hubiese creído que acabaría viendo la final en un bar, con unas amigas, y aplaudiendo eufórica…
Lo que hace el fútbol…
1 comentario:
Wenceslao Fernández Flórez: "El fútbol, querido señor, es algo mucho más complicado de lo que superficialmente parece. ¿Cómo lo juzga usted? ¿Como un deporte? ¿Como un espectáculo? ¿Como un fenómeno social? Pues bien: es todo eso y mucho más. Resulta que hasta la prosperidad de los pueblos está relacionada con él. Antes se catalogaban las ciudades según la belleza de sus monumentos, la prosperidad de su industria, la abundancia de sus moradores, el encanto de sus paisajes... Ahora son de primera, de segunda o de tercera División, según la categoría de sus clubs de fútbol. Antes había alguna gente que tomaba el tren para admirar Todelo, al que escritores geniales como Marañón dedicaban un libro asombrosamente perfecto. Ahora millares de personas se desplazan, se angustian por el logro de plazas de trenes y autobuses y de billetes de estadio, para asistir al encuentro de dos equipos renombrados".
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