Ante las crisis… creativas, existenciales o económicas. Ante la apatía, el aburrimiento, los excesos, el mal humor y la lluvia primaveral que mojaba ayer la tarde de Madrid. Ante todo eso, la música puede ser la mejor terapia. Música y adrenalina para echarle cara a la vida. O, al menos, para compartir unas sonrisas en un día apático.
«Los 40, el musical». Una tarde más, el teatro Rialto Movistar, en plena, y centenaria, Gran Vía, se llenó de un público plagado de adolescentes. Tantos, que el descanso de la función parecía el patio de un colegio. Adolescentes de cuatro institutos estaban viendo el musical. Pablo Puyol, que saltó a la fama con su papel de Pedro en «Un paso adelante», y Angy, la actriz que encarna a Paula en «Física y química», eran dos de las estrellas más aclamadas.
El musical recordaba los éxitos pop desde los años 90 hasta la actualidad, además de algún tema rescatado del baúl de los recuerdos.
Una puesta en escena sencilla y con muchas risas. Algún que otro sobresalto dramático y, sobre todo, muchas canciones coreadas desde el patio de butacas. La gente lo pasó bien. Nada mejor que una buena dosis de ritmo.
Un locutor de radio que narra las aventuras de sus amigos en un portal de Internet: un hermano seductor y borde, una cuñada llena de dudas, una pareja de hermanos excéntricos con un padre atípico y una virginal pareja de enamorados; todos ellos acompañados de un amplio elenco de bailarines. La trama era sólo la excusa para cantar. Aunque el blanco y el negro de una boda —no apta para devotos— dejó huella.
El musical recordaba los éxitos pop desde los años 90 hasta la actualidad, además de algún tema rescatado del baúl de los recuerdos.
Una puesta en escena sencilla y con muchas risas. Algún que otro sobresalto dramático y, sobre todo, muchas canciones coreadas desde el patio de butacas. La gente lo pasó bien. Nada mejor que una buena dosis de ritmo.
Un locutor de radio que narra las aventuras de sus amigos en un portal de Internet: un hermano seductor y borde, una cuñada llena de dudas, una pareja de hermanos excéntricos con un padre atípico y una virginal pareja de enamorados; todos ellos acompañados de un amplio elenco de bailarines. La trama era sólo la excusa para cantar. Aunque el blanco y el negro de una boda —no apta para devotos— dejó huella.
Tres horas de un espectáculo que dejó a los asistentes moviendo el culo en el asiento.
1 comentario:
me gusta cantar y bailar con ellos y interpretar para presentar a fama revolucion y tambien de upa dance con pablo puyol en el escenario poder mas famoso muchas gracias de verdad lo necesiteis con cariño a susan es la mejor de todas.
carlos mariñas paramo
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