jueves, 1 de mayo de 2014

Margaritas


Margaritas. Ya lo he contado más veces: este blog se llama así por reclamar un aliento de esperanzas, porque aunque corten todas las flores, la primavera siempre sigue su curso, siempre llega. Y porque de entre todas las flores, las margaritas, esas que aún se asocian a los locos, están entre mis preferidas. Y hay quienes lo saben. 

Escribo aprovechando la conexión que perderé en un rato, el último uso de una casa que me vio llegar derrotada hace seis meses y medio y que ahora me ve marchar habiendo aprendido lo que me enseñaron en diciembre: el sol siempre sale

Ahora que en la frontera de las treinta ya hay cosas que me pasaron hace veinte y aún así las recuerdo con nitidez, y que voy a obras de teatro de esperanzas y derrotas y me siento identificada, una de las cosas que más me gusta es comprobar que mientras demasiada gente ha ido perdiendo cómplices, yo sigo teniendo a mi lado, en gran parte, a los mismos amigos que a los 15 años. También he hecho otros, por etapas, algunos han marcado un tiempo de mi vida y luego hemos seguido nuestros caminos de manera distante, y otros se subieron al tren de la vida compartida en algún momento clave y se hicieron compañeros para siempre. 

No sé por qué me han venido a la cabeza ahora los amigos, supongo que porque son una parte importante de mi camino. También he aprendido a dejarme querer y a dar, a enfocar, a buscar la felicidad enfrentándome a los miedos que me impedían alcanzarla, a abrir más los ojos, a respirar más y a quejarme menos. A buscar la primavera, las flores, las margaritas. 


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