Siempre estaba allí. Bueno, no siempre. A veces, cuando alguien pasaba por la zona, su "casa" estaba vacía. Un día alguien le puso una cajita cerca de los contenedores de basura. Otro día le bajaron una manta. Los 'pocillos' para la comida, para el agua... Entre todos los vecinos la alimentaban. Pero la gatita no paraba de quedarse embarazada. Cada bebé que se llevaban de su lado era un sufrimiento, aunque al mismo tiempo era una esperanza para un cachorrito que parecía iba a criarse al amparo de un hogar en lugar de malvivir por las calles. Los vecinos pensaron en castrarla entre todos, en llevarla a la 'prote', en buscarle una familia... Pero a las gatas adultas es difícil que las quieran, por muy cariñosas que sean, como lo era esta. Es probable que cuando dejó de ser una 'graciosa' cahorro alguien la abandonara...

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Gatita mamá, hace unos días, con sus bebés. Dulces sueños, gatita. |
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