miércoles, 26 de mayo de 2010

Verano en Madrid

No sé si más temo o más deseo. Las sandalias y el calor -aunque no se decida y se funda con días nublados- presienten la llegada del verano. Pero Madrid y verano en el mismo indigesto gazpacho me evocan demasiados olores, dudas, temores, anhelos, cariños, promesas, fracasos... que, la verdad, no estoy demasiado segura de que me apetezcan... 

Madrid y verano son días largos y noches cortas que ya no deseo prolongar como antes. Madrid es ciudad de paso y de mentiras, de ingenuidad, de arrogancia, de sueños, de ternura. Cuando el verano se acaba, lo malo se va con la llegada impaciente del otoño; y lo bueno se evapora impertinente sin atender a lógicas ni a razonamientos. 
Madrid ya lo dio todo y también lo quitó todo. Madrid enseña pero también maldice. Madrid es una jungla pero sin árboles. 

A espera de la adecuada señal, del motivo último y clarividente, los días pasan. Decisiones constantes... La vida es sacrificar unas cosas a cambio de otras. Las huidas se justifican si se logra con ellas la liberación. Porque el tiempo quizás no siempre avanza en la mejor dirección, pero, sin duda, avanza siempre hacia adelante. Ya lo dijo Al Pacino: "Uno siempre acaba donde está".

2 comentarios:

Víctor L. Gómez dijo...

Una de las mejores descripciones personales sobre Madrid. Tomes la decisión que tomes, sigue así de frente siempre de frente...

Un besito, Víctor.

estrella de mar dijo...

Apoyo hasta la última letra de lo que dice Víctor. Piensa que si te decides quedar y no sabes que hacer, aquí me tienes a mí, con trabajo hasta el 30 de julio y sin muchos amigos que se queden en verano.

Un besote!