lunes, 7 de abril de 2008

La ciudad

(Texto extraido del libro: Beatriz y los cuerpos celestes, de Lucía Etxebarría.)

"No intentes enterrar el dolor: se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies, se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre. Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a mostrar a molestar cuando cambie el tiempo, recordándote en la piel su existencia, y con ella, el golpe que las originó. Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tú crecerás como una criatura apagada y cobarde. ¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste? ¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima más benigno, ya no te dolerán las cicatrices y beberás un agua más limpia?

A tu alrededor se alzarán las mismas ruinas de tu vida, porque allá donde vayas llevarás a la ciudad contigo. No hay tierra nueva ni mar nuevo, la vida que has malogrado malograda queda en cualquier parte del mundo.

Tengo veintidós años y hablo por boca de otros.

Estas mismas palabras que repito las he leído en libros. Algunas se escribieron hace mil años, otras se publicaron hace dos. Porque al fin y al cabo todo lo que se escribe acaba por ser una nota a pie de página de algo escrito antes. Existe un solo tema, la vida, y la vida es siempre la misma: una misma radiación impregna el universo entero y no está asociada a ningún objeto en particular. Todos nuestros actos, todos nuestros amores, son repeticiones de otros ya acaecidos y por eso siempre encontraremos en un libro la respuesta a alguna de nuestras preguntas. El problema radica en que no entenderemos nada de lo escrito en tanto no lo hayamos vivido de un modo u otro y me parece que yo ahora empiezo a comprender frases leídas hace tiempo.

Ahora comprendo que la ciudad me sigue, que camino siempre por las mismas calles, y que hace falta desenterrar la angustia para que no se pudra bajo mis pies. Por esta razón dejo una ciudad y regreso a otra, porque sé que en el fondo habito siempre en la misma. Creí dejar atrás el sufrimiento y he comprendido que lo llevo conmigo, y ahora vuelvo a la misma ciudad que odiaba tanto."

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