Hacer promesas de las que sabes que no podrás cumplir. Ni aunque te las prometas a ti misma.
La muerte pisando los talones, llamando cuando menos la esperas. Y huyendo, sin embargo, de quien la reclama.
La bicicleta en Atocha, inmóvil.
El corte de pelo, los rostros, las chaquetas nuevas... imágenes que, a todas horas, como fantasmas, aparecen entre los viajeros del metro... por la calle, camino a casa.
El hogar no aguardado. Las postales que se despegan de la pared, que se deslizan hacia la nada.
El desorden.
La pistola de Larra. Precisa.
La espera inútil. La mirada fija en el teléfono.
X en el calendario. De las que tachan el tiempo.
Lo que no se resuelve.
Los libros amontonados, la madrugada.
Y no entender por qué y estar cansada de hacer preguntas que no reciben respuestas.
Lo absurdo. Lo irreal.
1 comentario:
¡Vaya! Suena desalentado... espero que sea sólo temporal.
Un beso!
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