martes, 15 de diciembre de 2009

Lágrimas de Eros


“Según Hesíodo, el dios Cronos cortó con una gran hoz el miembro viril de su padre, Urano, y lo arrojó al mar. Del semen de Urano, confundido con la espuma de las olas, nació Afrodita (Venus en la mitología latina).”
 Así empieza la exposición Lágrimas de Eros, que estará en el Museo Thyssen hasta el próximo 31 de enero. El título de la exposición procede del último libro publicado en vida por Georges Bataille, Les Larmes d’Éros (1961), en el que continuando sus estudios sobre el erotismo, se adentra en la íntima relación entre Eros y Tánatos, entre la pulsión sexual y el instinto de muerte.

A un ritmo creciente, la exposición, muy variada, va abordando diversos aspectos del erotismo limitándolo en varias temáticas. Personajes, mitos, lugares… Espacios comunes de deseo, como el cabello, emblema erótico, o el mar, furia pasional.
El orgasmo como excitación final, como culminación del deseo y como posterior e irremediable muerte. El deseo que termina al llegar a su extremo. La vinculación precisa entre placer y muerte, como el hielo que quema. Fugacidad. Placer y dolor como espina dorsal de la muestra.
Eva y la serpiente, como la tentación. Es uno de los primeros apartados que se muestran. Las sirenas de Ulises engatusando con su canto, y con su sensualidad. El no dominio de la voluntad en pro de los instintos más primarios: “Porque ocurre que hay días en que el hombre quiere engañar y que le engañen” (León Felipe, Las sirenas).


Figuras masculinas también, como San Sebastián, icono gay por excelencia. Y su martirio vuelve a poner en primer plano la relación entre dolor y placer, como el Goliat muerto y perseguido, quizás, porque se enamoró de David. Cuando el amor mata. O más que el amor, la pasión, la desmesura. O las tentaciones de San Antonio, mujeres y monstruos, curiosa comparación.

La cotidianidad de la vida sacada de contexto para medir la (no) visible pulsión que irradian. Desde el beso, primer contacto, con cuadros de Magritte o de Andy Warhol, hasta el sueño. Y el futbolista David Beckham, como icono actual, el nuevo David de Miguel Ángel, mostrado mientras duerme en la proyección de un vídeo. El papel de vouyeur, el nuestro, sin complejos.
La posesión, otro aspecto de la muestra. Vinculada siempre a las emociones obsesivas. Representado en mujeres que quisieron como trofeo la cabeza de sus objetos de deseo. Salomé y la cabeza de San Juan Bautista.
Otros personajes convertidos en mito, como Cleopatra. Crueldad, extravagancia, desenfreno. O como Magdalena, la redención. Recluirse en Marsella huyendo del recuerdo de Jesucristo, su Dios, sólo suyo.

La exposición puede verse en dos espacios: la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Thyssen-Bornemisza (a 8-5 euros la entrada) y en la Fundación Caja Madrid (gratis). Y merece la pena.
Otra perspectiva de ver la sensualidad. Instinto, muerte, placer, deseo, excitación, fugacidad, dolor, tentación, arrepentimiento, amor, obsesión, posesión, descontrol, curiosidad... erotismo.

1 comentario:

Lucía Pita dijo...

Tengo la sede de la Fundación Caja Madrid al lado, siempre que voy a Sol paso por allí y me digo...mañana sin falta!

Pero creo que lo dejaré para enero.