E-mails pendientes. Susurros de los días libres.
El chino, como un mantra: el de niña en los domingos tiernos, el de los martes cómplice en la facultad, el de los lunes en el surrealismo.
Gofres precocinados con chocolate. Libido veraniego. Mochilas con agujeros.
Los abrazos no valen si son pedidos. La comida se enfría.
Una peli de tres horas, con banda sonora en directo.
Mil dudas y mil sueños. Y otras mil dudas.
Desconfianza. Repeticiones.
Los días, atropellados. Las vacaciones, a la puerta.
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