En algún lugar de la provincia de Cáceres, sana y salva.
340 kilómetros en 9 horas.
Nieve en Sevilla y nieve durante toda la eternidad. El marcador del kilometraje sosteniéndose en el vacío; el reloj, con prisas. Una segunda marcha infinita. Y como una peonza, girar sobre mí misma, dos vueltas, hacia la mediana. Un frenazo a cámara lenta y salvarme del golpe en un susurro.
Perdidas las posibilidades de llegar a tiempo a Madrid, escribo desde una acogedora habitación de un hotel de carretera y ceno un consomé caliente para frenar el frío que sube por los pies. Solitarios conductores a mi alrededor. Alguien, igual de desorientado que yo, pregunta por una habitación. No ha tenido suerte. No quedan camas libres.
La noche es negra y blanca. Las paredes confían las conversaciones telefónicas. Todas dicen lo mismo: Conduce con cuidado. Paciencia... Me temo que mañana el coche estará escondido debajo de una capa de nieve. Y que mi primer día de periódico no será mi primer día.
Soy una chica con suerte. Me resguardo de la helada noche en una habitación cálida y he sobrevivido a un día horroroso. Mañana más, y esperemos que mejor. Buenas noches y buena suerte.
4 comentarios:
¡Pero bueno, me acabo de enterar de tu aventura!. ¡Lo que no te pase a ti!
¿Y cómo acabo todo? ¿Qué tal ese primer día de periódico?
Besos
¿Cómo estas? Me enteré lo del accidente.
Un beso
Llegué a Madrid ya bien, con mucha menos nieve el lunes, y el domingo se quedó en un susto... soy una chica con ángel de la guarda. Besos a los dos.
Niñaaaaa... si es que eres única... pero bueno me alegro de que llegaras. A ver cuando nos vemossss!!!
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