Uvas atragantadas. Luces. Expectación. El reloj de la Iglesia Mayor de San Fernando entraba en el 2010 al ritmo de unas campanadas desordenadas y con la euforia de celebrar el bicentenario de las Cortes de Cádiz uniendo a los isleños. El Canal Sur desde el ventanal del hotel y en la plaza donde otros años se mecía el Belén viviente, jolgorio y griterío.
Matasuegras, gorros para la lluvia y botellas de sidra compartidas a morro. Todos a una. Abrazos, besos y llamadas de teléfono a los que están lejos. Ilusiones compartidas y deseos pedidos al viento. Fuegos artificiales. Color.
En la plaza, la isla cobra vida ajena a la lluvia, está, por unos instantes, siendo la protagonista de la historia. Después vendrá la calma, y el chaparrón resguardado en los soportales, pero el 2010 está entrando y las fachadas de los edificios históricos se llenan de buenos augurios.
En la mente, los propósitos compartidos por todos. Adelgazar, hacer más deporte, dejar, si es el caso, de fumar, o fumar menos. Viajar, dar cariño. Leer más, soñar más, sonreír más. Enfadarse menos, gritar menos, llorar menos. No mosquearse con los amigos, llevarse bien con la familia. Ser más bueno, y más buena.
Y empezar el año con un brindis, con un suspiro, con una sonrisa, con un abrazo.
Y regresar por las calles conocidas y pisar bien el terreno. Y aprovechar que escampa para jugar a ser niños, para correr sin frenos, para fluir. Y compartir cervezas, té, soledades, aromas. Y recibir sorpresas inesperadas, y reencontrarse, y disfrutar aunque estés temblando o aunque tengas miedo. Y ser valiente. Y aprovechar la magia para estar agradecido.
1 comentario:
Nada como empezar el año empinando el codo, jejejeje... Así en familia y con buenos deseos. Un beso enorme de tu prima postiza!
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