miércoles, 18 de diciembre de 2013

Pide un deseo, es Navidad

El árbol de Daniela y Pablo, aún niños.

El título de esta entrada no está elegido al azar, se remonta a una Nochebuena de hace 17 años... Porque a veces las cosas que no parecen tener importancia (los detalles son siempre los que nos delatan, ¿verdad?) dejan una huella enorme... A mí sí me gusta la Navidad. Me ha gustado desde niña, desde que creía que de los árboles de Navidad brotaban figuritas de chocolate. Ya no queda chocolate, ni tengo árbol en casa y mi belén favorto, el que le regalé a mi abuela después de tallarlo en madera en el cole, ya no lo pone ella porque se murió. Ese es uno de los motivos por el cual a la gente no suele gustarle la Navidad, porque nos hacemos mayores y nos quedamos cada vez más solos, se mueren quienes más queremos. 

A ello se le suma que la indignante situación en la que está sumida el país, además de sin dinero ni para comer (ya no gambas o jamón, sino ni siquiera unas lentejas), nos deja sin abrazos. Tenemos que hacer maletas y buscar la superviviencia cogiendo aviones. Los amigos se alejan, las uvas se toman por skype, los villancicos se cantan por teléfono y los secretos se cuentan por 'whatsapp'.
  
Hace unos días, alguien puso en Facebook, "las luces y los colores de Navidad se graban en los ojos y en la memoria de los niños. Por eso me gusta la Navidad". Me pareció una razón maravillosa y me alegré de que alguien, al fin, no soltara el tan recurrente "odio la navidad". Además me recordó a una frase que me gusta mucho y que decía algo así como que la navidad, al igual que la infancia, es un estado de ánimo. Quizá me guste la Navidad porque despierta mi estado optimista natural. Los "pajaritos en la cabeza" siempre me han dado alas... Lo malo es que a fuerza de juntarme con realistas/depresivos/veoelvasomediovacío me han quitado mucha energía... Tanto empeño en intentar que mis pies vuelvan a la tierra que a veces ni me reconozco... 

Pero prefiero la alegría a la tristeza y me gustan los colores y sabores de la Navidad. Ver el súper belén que pone alguna madre en casa de mis amigos, salir a brindar en el almuerzo de la Nochebuena por los mismos lugares de siempre, cantar en Nochebuena aquello de "...que se casa la virgen Maria con el patriarca...", recordar que hubo un tiempo en el que con pegar monigotes en una sudadera y decir ¡inocente! mientras corríamos y reíamos a carcajadas ya éramos felices, tomar las uvas sea donde sea pero con mi madre atragantándose a mi lado, ver la cabalgata de Reyes tirándole serpentinas a mis amigos mientras les gritamos a Melchor, Gaspar y Baltasar que se dejen de carbón y nos traigan trabajo... Me gusta que en Navidad siempre habrá algún amigo del alma dispuesto a hacerme un hueco en su mesa. Y me gusta porque sé que no es porque sea Navidad sino que esos amigos, del mismo modo, me harían ese hueco un 4 de febrero o un 12 de mayo, o cualquier otro día del año... Y me gusta la Navidad incluso cuando todas esas cosas que me gustan de la Navidad no es posible realizarlas debido a las ausencias, las distancias, la realidad... Porque la Navidad es un espíritu y aún en la lejanía y en la soledad, tengo presente ese espíritu. 

Por todo ello soy de las que pide deseos en Navidad y en año nuevo creyendo profundamente que sí los deseas muy fuerte se pueden cumplir. Me gusta hacer balances de vez en cuando, como hacía de adolescente con bolis de colores, y cuando un año termina siempre saco unos minutos para echar la vista atrás y despedirme de un año más vivido. Así lo hice en 2012 y así me concentraré en desear para este 2014 a estrenar, pese a que, supongo, no se cumplieran los del año pasado.
El año 2013 no ha sido precisamente el mejor año de mi vida. De hecho, en general, ha sido un año bastante malo que tengo ganas ya de que se acabe. Pero ha sido un año trascendente, de inmensos cambios. Ha sido de esos en los que comprobar que la vida te tambalea y que la seguridad, incluso la que ponemos en nosotros mismos, es (muy a menudo) una ilusión óptica. Un año en el que comprobar quién está y quién no, lo reducida pero reconfortante que es la palabra amigo. A veces el "chute" de energía te llega de quien menos te lo espera. Las personas son lo importante y hay personas que han estado a mi lado en momentos claves de este 2013 y que me une a ellas algo más fuerte que cualquier vulnerabilidad. Pese al malestar general, 2013 me deja también momentos inolvidables, tan maravillosos y con tanta fuerza que empañan a los malos ratos, y los que han estado a mi lado, compartiendo esos momentos conmigo, saben cuáles son. Momentos en los que sólo respirándolos unos segundos, buscándolos en el corazón, ya me dan fuerza para aguantar cualquier chaparrón. Por eso a este 2014, lleno de incógnitas, lo recibo con la mejor y más sincera de las sonrisas, porque sé que el sol, al final, siempre sale. Y porque es Navidad y animo a pedir un deseo...

viernes, 6 de diciembre de 2013

Aniversario de la Constitución Española

"Libertad, justicia, igualdad... Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales... Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna... Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen... Derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades... Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión... Todos tienen el derecho a la educación... Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia... El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero y orientará su política hacia su retorno... Se reconoce el derecho a la protección de la salud… Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho... Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad… Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada…”

¿De verdad hay algo que celebrar hoy?