viernes, 31 de julio de 2009

La plaza del humor

"O Gatipedro é un gato branco cun corno negro que entra pola noite nas casas onde hai nenos durmindo, e verque auga polo corniño para que os nenos soñen que, mexan, e de verdade mexen na cama".
Álvaro Cunqueiro
Mafalda y Pepe Isbert
Pedro y Pablo
Mortadelo y Filemón
Mingote y Wilde
Maside y Bagaría
Pantera Rosa
A. Cunqueiro
Castelao
Julio Camba
Wenceslao F. Flores
A Pedro Picapiedra y Pablo Marmol o a Mafalda, todo el mundo los conoce. A otros "personajes" como Cunqueiro o Castelao, igual es necesario que algún gallego nos haya hablado de ellos con pasión, para conocer de ellos algo más que el nombre y la profesión.
En cualquier caso, siempre es buena idea dedicar una plaza al humor... aunque los que se reúnan en ella sean de muy diversas categorías.
Plaza del humor, A Coruña.

jueves, 30 de julio de 2009

Momentos galaicos (IV): Pontevedra

Viajera, abierta y sutil. No puede ser menos de una ciudad que tenga como patrona a la Divina Peregrina, la virgen de los caminantes.
Pontevedra no es una ciudad muy turística, no tiene nada que ver con A Coruña, de hecho, desprende más ambiente de pueblo grande que de urbe. Pero tiene encanto, tiene el misticismo del caminante y la literatura de los escritores que nacieron en su entorno.
Es dulce, por eso, en lugar de las peluquerías que pueblan cada esquina en A Coruña, Pontevedra tiene cada 200 metros una pastelería, que es el pecado ineludible para una golosa como yo que no pudo resistirse al cartel que incitaba a probar la tarta de almendra.
Es lugar de personajes, anónimos y conocidos, de tenderos que te cuentan su vida, de camareros que presumen, aunque no sea cierto, de hacer los mejores cafés del mundo. Lo que no hace que sea una ciudad vanidosa, sino que, como buena ciudad viajera, es atenta, permisiva y curiosa, abierta e inquieta ante nuevos caminos, aunque aparente una cerrada armonía.
Esos mismos personajes pueden ambientar una plaza, o pueden, quizás, sorprenderte en un paseo en forma de estatua de un viejo conocido de largas barbas y magnífica pluma.
Iglesias, conventos, verdes plazas, e improvisadas guías que te hablan de un puente equivocado (el de los Tirantes), que idease Calatrava, y que es la pesadilla de los piragüístas.
Y es, especialmente, una ciudad para pasear tranquilamente, alejándote del ruido, que tan sólo será roto, por el sonido de unas campanas.



Pontevedra, como sus escaleras, como Galicia, como los gallegos, también confunde, te hace dudar, te hace amar y odiar a la vez, sin saber qué emoción prevalece. Subir o bajar, bajar o subir, sin entender.
Te acoge y te suelta, te amarra o te abandona, te hace tambalear, te da todo o nada, te lanza, como ese mar, amante y asesino, de la costa gallega, tan fiel reflejo de la intermitente y misteriosa Galicia. Te hace sentir ángel y demonio al mismo tiempo. Ambigua, incierta, objeto de desconfianzas. Tan acogedora como mentirosa, tan fiel que te provoca inseguridad. Tan sumamente agradable, hospitalaria, que te atrapa haciéndote olvidar quién eres, sin comprender que hay de cierto y que hay de irreal.

lunes, 27 de julio de 2009

Momentos galaicos (III): Costa da Morte

Azul, como la tristeza.

Salvaje, como los caballos.

Desde Malpica a Finisterra, el mar y la tierra juegan, se enamoran y se enfadan.

¿Serenidad?

El cabo Vilano es el más agresivo, el más espectacular. Caminos de arena que dan a la duda.

Faros que ya siempre imagino habitados por un fotógrafo que, metido a pintor, se dedica a dibujar sus miedos en las paredes interiores...

En lo que llevamos de año, han muerto en la Costa da Morte cuatro personas, tres extranjeros, y una gallega. Además, un vecino de la zona lleva un mes desaparecido. Pescadores, buzos, turistas... Todos en el mar. El mismo mar que enamora y mata.

La playa Muxía. Donde un dálmata corre atravesando las aguas.

El cabo Touriñán.

Y la necesidad de arrastranos. El brillo: el egoísmo. La ausencia: lo perdido. El hogar: a nuestras espaldas.

Finisterre. Una camisa naranja. Un recuerdo. Y el viento, mucho viento, vientos de ayer.

El camino eterno, que no finaliza en Santiago.

La luz puede surgir aún. Aunque sean luces de despedida. Porque todo se acaba.
Todo se muere, de ahí, esta costa.

De Salerno a La Coruña

Cuando mi estancia en Italia, ya me parece un recuerdo lejanísimo, de pronto, tres hechos ajenos pero coincidentes en el tiempo, me topan de frente con una Erasmus demasiado reciente: Uno, una conversación con el presente que trajo de vuelta recuerdos del pasado; dos, el regreso, o casi, temporal o no, de los que parecen querer quedarse eternamente en el país de la bota; y tres, que cuando ya casí lo había olvidado, me publiquen las últimas de un montón de palabras escritas este año, que nacieron con el fin de recuperar amores, y me devolvieron mi propia integridad.
Y es que al final resulta que, sorpresiva y contradictoria, la Erasmus me dejó regalos eternos que a veces sólo son comprensivos desde la distancia.
Dejo mi último texto, como el recuerdo de las risas de despedida, del amanecer compartido y de aquel primer y frío baño del verano, bajo la mirada atenta de cuatro ojos cómplices y amigos.

"Del deporte a la mesa, y mientras los salernitanos asegurarán que el mejor helado es el que meten dentro de los 'brioche' en la heladería 'Neptuno'; los napolitanos presumirán de su característico dulce 'baba', con nutella y alcohol". Leer artículo

viernes, 24 de julio de 2009

Gato gallego

Una pequeña aldea cercana a Finisterre. El camino es suyo, el lugar le pertenece; eso no significa que se extrañe con la presencia de un coche perdido que busca una salida. Él está acostumbrado a los turistas. Simplemente, mira sereno a la conductora como diciéndole: "el camino es mío, tendrás que buscar otra salida porque no pienso moverme". Y la conductora reconoce que el gato tiene razón, y se da media vuelta.

martes, 21 de julio de 2009

De prácticas (IV): Hoy


Hoy.
Entro a las doce en la redacción central. Hace sol.

Hablo con ayuntamientos y empresas de Ourense, Lugo, Pontevedra, A Coruña, Vigo, Ferrol, Santiago y Vilagarcía. Aprendo que esas ocho ciudades mueven todo el cotarro en Galicia.
Escucho en esas llamadas telefónicas un montón de contradicciones. Me dan, a su vez, muchas explicaciones. No todas creíbles.
Después, me hago especialista en buscar datos en los Boletines Oficiales de las cuatro regiones.

A las dos me bajo a comer. Entre los compañeros, el tema recurrente es decidir qué hacer en septiembre. Uno dice: "A hacer qué, aún no sé, pero yo tengo claro que me voy a Madrid".
Pruebo el caldo gallego. Prefiero el gazpacho.

A las tres y media vuelvo a subir. Hablo con una amiga, también becaria. La han censurado en su lugar de prácticas. Eso pasa si entrevistas al director de un periódico que no es el tuyo. También hablamos de especialización y de vanidades, ambas periodísticas.

A las cuatro pierdo un poco el tiempo, cotilleo por los archivos digitales, busco informaciones por internet, charlo con mis compañeros...

A las seis vuelvo a colgarme al teléfono, esta vez, llamadas internas a las delegaciones gallegas del periódico. "La chica de Huelva" me dicen cuando hablo con ellos. Selecciono temas que nunca cuajan, demando información y escribo un poco. Busco una foto y la vuelco. Actualizo, y escribo un poco más.
Después edito, me tocará cambiar todo y dar mil vueltas a las líneas escritas por mí y a las escritas por los demás. Me entero de por qué en este periódico nunca se acentúa "solo". Mi "supervisor" (de hoy) nunca estará plenamente convencido. Él me encanta, es la personificación del "prurito", pero sin pedanterías ni borderías, es, en sentido literal (y denominativo), un cacho de pan. Y con el que más aprendo.

No recuerdo quién hablaba hace unos días de la diferencia entre trabajar bajo presión o sin ella. Cada uno "funciona" de un modo. El jefe duro, que te grita o te bordea, a mí no me va. Sé que a algunos les funciona que te llenen de negatividad y te martiricen un poco para resurgirte y que espabiles, pero conmigo no funciona.
Decido que lo mejor de las prácticas es el ambiente. Hay buen rollo, esa mezcla de serenidad e independencia, ganas de aprender y de enseñar, risas y bromas, y también formalidad.
Parece una tontería pero no lo es. Poder dar y recibir una sonrisa es el mejor modo de trabajar.
Y sé por experiencia que no siempre se consigue.

A las ocho y media salgo del periódico. Diluvia.

sábado, 18 de julio de 2009

Momentos galaicos (II): Betanzos

Dicen que en Andalucía, desde que llega el calor hasta que acaba el verano, una tras otras se suceden las fiestas sin parar. De momento, Galicia no se queda atrás. Betanzos, antigua cabecera de una de las siete provincias del reino de Galicia, es conocida por su Feira Franca Medieval, que se celebra anualmente en julio.
En este contexto, pasear por sus calles medievales es atrasar el tiempo a los del rey Arturo. Los antiguos oficios perdidos se recrean en la calle como el de este zapateiro galego.
Además de una buena variedad de objetos, especialmente bisutería, la feria es un lugar excepcional para tantear el producto culinario autonómico. La empanada de cebolla, pimientos y pulpo con la que me despedí de la ciudad ha sido de las más ricas que he probado en mi vida.
Pero antes de eso, Betanzos ofrece a sus visitantes, una serie de actuaciones: recreaciones callejeras, juegos para los niños, o un concurso de arqueros.
Es aquí, en la actividad a lo Robin Hood, donde se puede apreciar, mirando la parte superior de la foto, que los gallegos fiestas tendrán, pero que sin paraguas no se puede salir de casa...

Momentos galaicos (I): Fragas do Eume

"Si miras fijamente al agua, verás al unicornio", le dijo una madre a su hija, una despierta niña de unos siete años. Después, la muchedumbre desapareció y nos quedamos solos el unicornio y yo, aunque yo no me percaté de su presencia. En algunos momentos, teniendo a la naturaleza como única compañía, y con la absoluta ignorancia sobre dónde me hallaba, veía ya los titulares del periódico del día siguiente: "Becaria de La Voz desaparecida en las Fragas". Pero al rato, pasaba de pensar en que estaba perdida y me dedicaba únicamente a respirar.
Las Fragas do Eume son un paraje natural que comienza en Pontedeume, en las cercanías de A Coruña. Como se apresuraron a explicarme, "fraga" es un término gallego que define a un tipo de bosque con mucha espesura y compuesto sólo de árboles atlánticos caducifolios europeos: robles, fresnos...
En el corazón del parque se encuentra el Monasterio de Caaveiro, fundado en el S. IX. Tras pasar por sucesivas etapas de cuidado y abandono, en el lugar se iniciaron nuevamente labores de restauración hace siete años, por parte de la Diputación. La Iglesia de Santa Isabel (en la foto) es prácticamente lo único que se conserva, ya que en las épocas de abandono, se sucedieron los robos dejando el monasterio vacío. Los primeros que se asentaron aquí fueron unos monjes, en principio, no pertenecientes a ninguna orden religiosa, sino partícipes tan sólo del popular "ora et labora", máxima cristiana de la orden monástica benedictina.
Como buen lugar gallego, el espacio se hace eco de leyendas y secretos: historias de ocultas mazmorras, nocturnos murciélagos y rincones para enamorados...

Una vez alejada del monasterio, me adentro por varias horas entre los árboles. Busco reconciliaciones entre los matorrales, piedras mágicas a la orilla del río y puentes colgantes. La Fraga no me escucha y atravieso como una funambulista hacia el otro lado del agua, me hago un hueco por debajo de unas ramas y continúo caminando. Busco retazos para montar los puzles desordenados que me acompañan. El lugar me parece precioso, aunque el agua halla calado mis zapatos de deporte.

Entonces me acuerdo de la canción de Pocahontas:

"Parece que no existen más personas,
que aquellas que son igual que tú,
si sigues las pisadas de un extraño,
verás cosas que jamás soñaste ver..."

Y pienso en lo mucho que cuesta encontrar la serenidad, incluso estando en un enclave tan propicio para ello como es éste.

"Corramos por la senda de los bosques.
Probemos de los frutos su sabor.
Descubre la riqueza a tu alcance,
sin pensar, un instante su valor.
(...)
Si no entiendes lo que hay aquí
solo es tierra para ti ...
Sin colores en el viento descubrir..."

Al final, hallé la salida. Ya lo había leído en mi guía: los gallegos saben bien que "no vale la pena quejarse de que llueva, pues siempre acaba escampando". Inicio aquí mis momentos galaicos, aunque sé de ante mano que no hallaré las respuestas que busco. Pero aún así, buscarlas merece la pena, aunque sea porque antes de regresar, durante un instante, logré mirar de frente al unicornio.

lunes, 13 de julio de 2009

De prácticas (III): Una de descuartizaciones

En tres horas se mueren tres tipos, las tres mismas horas que yo me paso para escribir media página. Tres horas en las que puedo haber hecho 3X3, esto es, 9 llamadas de teléfono, aunque también pueden haber sido el doble, o mejor, el triple.
Y son las 9, sí, cuando llaman por teléfono para abrir "sumario" con una de descuartizaciones. Pasadas las tres horas de redacción, son menos de tres minutos los que tardan en levantar mi página para meter la nueva noticia, los nuevos "cachitos".
Vaya tres horas.

domingo, 12 de julio de 2009

De prácticas (II): Un rebelde 9%


Ayer me acordé de todos los profesores de matemáticas, estadística y economía que he tenido a lo largo de la carrera, Ay!, y del poco caso que les hice!...
Haciendo uso de una inaccesible concentración, había analizado un montón de datos estadísticos intentando sacar conclusiones de esas que sirven para titular una noticia, algo así como "Uno de cada cinco...", pero no conseguía que esa aglomeración de números, barritas y quesitos que tenía delante se transformaran en una sucesión de palabras representativas y con sentido.

Después de darle muchas vueltas, logré, al fin, extraer algunos datos. Los redacté y se los entregué a mi jefa. Me dijo que les diera la vuelta, que invirtiera el orden de las informaciones. Parecía sencillo, pero al darle la vuelta, la tortilla se me desbarató... Me hice un cacao que ya no sabía de dónde había sacado cada una de las cifras... y mi jefa, haciendo uso de una gran paciencia, y tras decirme, "Ay, ya veo que eres tan desordenada como yo", intentó explicarme varias veces algunas teorías de diferencias porcentuales.

Entre esas explicaciones y el momento en que cerré mi artículo, pasó como una hora de desesperación, de morderme las uñas y de bloqueo mental, me acordé de un día en el que en una clase de Periodismo Local, salí ralladísima dejando a medias un artículo, incapaz de terminarlo. No hay nada como agobiarte para no conseguir razonar... Claro que si huyes en clase pues no pasa nada, pero en el curro, pues no es lo mismo.
Finalmente salí del periódico con el artículo terminado, pero pensando, ¡¡Ay, cómo puedo seguir tan verde a estas alturas...!!

sábado, 11 de julio de 2009

De prácticas (I): Empezando...


10 de julio. Hace diez días que empecé las prácticas. No son mis primeras prácticas, más bien tildan a ir siendo de las últimas (digo yo...), y, sin embargo, en el momento de llegar aquí, y con casi la carrera de Periodismo terminada, una se vuelve a sentir como la estudiante de primero que entra de becaria por primera vez con todo a descubrir y a aprender.

Bueno, no exactamente de novata total, entré con los nervios, la desconfianza, las ganas y la inseguridad de la primeriza, pero con el peso de saber, después de unas cuantas prácticas, mis limitaciones, mis miedos, lo poco que me duran las ganas cuando no me espabilo, el recuerdo de los tiempos en que hice prácticas más movidas y, para terminar de liarla, la inseguridad que te deja el estar a punto de licenciarse.

Dicen que es que voy a acabar la carrera (esperemos, en septiembre) en el peor año para el periodismo, cuando la profesión, o a la industria, vive, como todo el mundo, su gran crisis. Así que, a esperas de ver cómo suceden las cosas, para “matar” los tiempos muertos, que también los hay en un periódico, (y más, si eres becaria), y, sabiendo que lo que más me gusta en el mundo es escribir, me entretengo así, escribiendo...


En principio, he llegado a las prácticas con las ideas más o menos claras, y dispuesta a aprender en estos tres meses que tengo por delante. Ahora sólo me queda seguir con esos objetivos bien claritos y no perderme, como va siendo habitual, por el camino. Hoy la redacción anda un poco revuelta, gritos y conflictos internos, la gente anda un poco alterada, y es que si miro a mi alrededor, desde mi estratégica situación, se respira periodismo... pero también muchas otras cosas.. Pero bueno, eso dejémoslo para otro día... empecemos poco a poco...