domingo, 23 de diciembre de 2007

BLANCA NAVIDAD

El blanco es el color de la paz. En los países orientales es el color del luto, en contraposición con el negro que usamos o usábamos nosotros, los occidentales. Sin embargo, hasta el S. XI también en España vestían el blanco como el color de aceptar la muerte. Entre el blanco y el negro hay una gran gama de colores, y sin embargo, están demasiado cerca. No sé si son hermanos o son contrarios.

La luz, la bondad, la pureza, la inocencia, la virginidad.

También la nieve, la Navidad.

Los ángeles.

Y sin embargo, es el color de los hospitales.

Y el color del papel, del papel en blanco.

Y del estado de la mente que casi nunca, o nunca, alcanzamos.

Y sigue siendo el color de los esqueletos.

El color del vacío.

Es el color de la espiritualidad. De la tranquilidad.

Pero hoy no es un día tranquilo. El 22 de diciembre muchos comienzan sus vacaciones navideñas. La carretera habrá sido un gran lugar de encuentro y desasosiego. Algunos pocos la habrán comenzado exaltados con ganancias económicas, tocados por la lotería.

Habrá habido reencuentros e ilusiones llevadas a la práctica.

Pero también, otros habrán sentido no estar donde sienten que deberían estar. O habrán llegado tarde. La vida es demasiado contradictoria, demasiado radical. Y a la vez, en distintos lugares pero en el mismo momento, unos están sufriendo y otros están gozando. Unos nacen y otros mueren.

Hoy es el cumpleaños de algunas personas. Pero no todas están pasando este día donde creyeron que lo pasarían. A veces la impotencia es el único resultado de nuestra cotidianidad. No quiero hablar y hablo.

Tememos la paz como tenemos la muerte, por aquello que nos arrebata.

En Navidad somos más buenos, más solidarios, menos avaros, más sensibles. Pero no todas las Navidades son blancas.

sábado, 22 de diciembre de 2007

MÁS DE CIEN MENTIRAS


Tenemos memoria, tenemos amigos,
tenemos los trenes, la risa, los bares,
tenemos la duda y la fe, sumo y sigo,
tenemos moteles, garitos, alteres.

Tenemos urgencias, amores que matan,
tenemos silencio, tabaco, razones,
tenemos Venecia, tenemos Manhattan,
tenemos cenizas de revoluciones.

Tenemos zapatos, orgullo, presente,
tenemos costumbres, pudores, jadeos,
tenemos la boca, tenemos los dientes,
saliva, cinismo, locura, deseo.

Tenemos el sexo y el rock y la droga,
los pies en el barrio, y el grito en el cielo,
tenemos Quintero, León y Quiroga,
y un bisnes pendiente con Pedro Botero.

Más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

Tenemos un as escondido en la manga,
tenemos nostalgia, piedad, insolencia,
monjas de Fellini, curas de Berlanga,
veneno, resaca, perfume, violencia.

Tenemos un techo con libros y besos,
tenemos el morbo, los celos, la sangre,
tenemos la niebla metida en los huesos,
tenemos el lujo de no tener hambre.

Tenemos talones de Aquiles sin fondos,
ropa de domingo, ninguna bandera,
nubes de verano, guerras de Macondo,
setas en noviembre, fiebre de primavera.

Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas,
que importa, lo siento, hastasiempre, te quiero,
hinchas del atleti, gángsters de Coppola,
verónica y cuarto de Curro Romero.

Tenemos el mal de la melancolía,
la sed y la rabia, el ruido y las nueces,
tenemos el agua y, dos veces al día,
el santo milagro del pan y los peces.

Tenemos lolitas, tenemos donjuanes;
Lennon y McCartney, Gardel y LePera;
tenemos horóscopos, Biblias, Coranes,
ramblas en la luna, vírgenes de cera.

Tenemos naufragios soñados en playas
de islotes son nombre ni ley ni rutina,
tenemos heridas, tenemos medallas,
laureles de gloria, coronas de espinas.

Tenemos caprichos, muñecas hinchables,
ángeles caídos, barquitos de vela,
pobre exquisitos, ricos miserables,
ratoncitos Pérez, dolores de muelas.

Tenemos proyectos que se marchitaron,
crímenes perfectos que no cometimos,
retratos de novias que nos olvidaron,
y un alma en oferta que nunca vendimos.

Tenemos poetas, colgados, canallas,
Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma,
abuelos que siempre ganaban batallas,
caminos que nunca llevaban a Roma.

Título: Más de cien mentiras
Año: 1994
Letra: Joaquín SabinaPublicar entrada
Música: Joaquín Sabina
Disco: Esta boca es mia (1994)

Con letras robadas...

…Si no estoy despierta, déjame soñar. Cómo decirte que el cielo está en el suelo… No digas te quiero, querer como dices, requiere su tiempo. Simplemente, déjame volar aunque tropiece con el cielo, ya sabes que yo, a veces lo entrego todo y me sabe a poco, pero no quiero que el corazón se me quede corto -aunque me pase el día planeando nuestro encuentro imaginario-, creo que nunca es triste la verdad, lo que no tiene remedio, porque al fin y al cabo... ¿qué adelantas sabiendo mi nombre? Si cada noche tengo uno distinto…

Yo, realmente, quisiera poner el hombro, y al final pongo palabras que casi siempre acaban en nada cuando se enfrentan al ancho mar, pero es que me enamoro de todo, me conformo con nada, por eso lo primero que quise fue marcharme bien lejos y le dije a todos los que estén dispuestos a pintar sus sueños con azul del cielo, que se vinieran conmigo, y aquello sólo era media verdad, pero que no es lo mismo que media mentira... Y es que más vale que no tengas que elegir entre el olvido y la memoria, porque después, ya sabéis, copas, risas, excesos…porque por cada regla que inventen, inventaré la excepción.

Hoy es siempre todavía así que juega las cartas que te da el momento, que mañana es sólo un adverbio de tiempo, así que brindemos, que es el momento... (brindo porque me olvido los motivos porque brindo, brindo por la victoria, por el empate y por el fracaso) ... porque no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió y porque desde ahora vais a verme vagabundear... que siempre me llamó la atención, de noche, mirar al cielo...

¿de qué serviría vivir si al final no te encontrara?
...Es así, las alas crecen para alzarlas y volar...

(Porque aunque mis amigos me digan que soy una anticuada, yo me quedo con "mis" cantautores/as)

viernes, 21 de diciembre de 2007

CÁDIZ

La vida es como un suspiro.

TENDENCIA AL CAOS. Por Elvira Lindo


Hay un tipo de personas que me causan gran admiración: las que tienen bien ordenados los armarios. Un gran abismo separan a los que nacen con esa cualidad y los que estamos condenados al desorden. No, no somos iguales. Por más que los años me han pulido, por más que intento reformarme y ordenar la ropa de una forma lógica, siempre sucumbo a ese momento de negligencia en el que digo, bah, pero qué más da, y suelto el jersey en el cajón de la peor manera posible, o meto el pie en el armario para soltar al aire los zapatos. Los que no llevamos en nuestro código genético la cualidad de tener los cajones en perfecto estado sentimos entre complejo y curiosidad por esas personas tan contumaces que nunca olvidan colocar la ropa interior como se debe, enfilar los calcetines, colgar las corbatas, doblar los jerséis para que se nos muestren al abrir el cajón como en las baldas de las tiendas.

Hay hasta quien ordena las toallas por tonos y las bragas por modelos (a un lado los tangas, a otro los culotes) o quien mantiene los trajes siempre en una misma percha. Los que no nacimos con ese sentido de la lógica hacemos buenos propósitos de vez en cuando y abrimos la puerta del caos para tratar de establecerla, pero al rato estamos hasta las narices. Qué más da, quién lo va a ver. (…)
Sin embargo, aunque no fueras tocado en tu nacimiento por el don de esa lógica práctica que es el orden, sueñas con alcanzarlo algún día. (…)

El único consuelo es pensar que quien está obsesionado por el orden es un neurótico. Pero ¿y si se sufren las dos cosas, la tendencia al desorden y la neurosis, entonces qué?
Elvira Lindo. (Escritora y articulista)

jueves, 13 de diciembre de 2007

CAPTANDO EL MOVIMIENTO. Entre almas gemelas y miedos.


Hay quienes no creen en las almas gemelas. Yo sí creo porque tengo a la mía. Hay quienes asocian este término a una relación amorosa-dual-sexual. Yo no. Con mi alma gemela no comparto cama sino esencia. No arrebato pasional ni seducción sino naturaleza, instinto e intuición. Hay quienes no creen que esta relación sea posible y opinan que tras ella escondemos amores ocultos, atracciones escondidas… Pero nada es oculto porque nuestro amor es externo y eterno... Somos muy similares y extremadamente diferentes, pero nuestras almas, hermanadas, son, en este instante, gemelas.

Vuelvo a Susan Sontag… “No deberías hacerte preguntas que no puedes contestar” (Pág. 46, Libro Yo, etcétera )… Dar vueltas a determinados asuntos, me dicen. Etcéteras y etcéteras.

Obsesión, ansiedad… Son términos que nos delatan pero que van más allá de nuestros propios conocimientos. “Yo respeto mis anhelos, y me impaciento con ellos” (S.Sontag, Pág. 37). Impaciencia. Miedos.

Cuando el tiempo avanza, ¿siempre evolucionamos? ¿Tantas noches hace, alma gemela, de las noches de verano, de las conversaciones al nivel del mar? Y repito, ¿evolucionamos?

S. Sontag y Viktor E. Frankl, El hombre en busca de sentido… ambas lecturas se rozan en el fondo de mi bolso… Demasiada intensidad. Soy mi propia enemiga. Los prejuicios son más fuertes que las realidades no aceptadas.

Soy intensa, repito. Odiosamente intensa. Disfruta, no pienses, experimenta. Alégrate, avanza. Ríe. No seas vanidosa ni orgullosa. No escribas, no medites, no te estanques. Controla tu mente, que ella no te controle a ti. No tengas tanto miedo. Repito, DISFRUTA.

¿Las palabras escritas sirven para algo? ¿Trascienden aunque sea en nosotros mismos?

Desubicación. Descontextualización. Bloqueo. "(¿Todavía?)".

Identidad no resuelta…pero…¿la resolvemos alguna vez?

Pasado…presente…futuro… ¿Realmente está delimitado? Fronteras.

¿De qué hablo exactamente? No lo sé. Porque realmente ni siquiera es eso. Esta vez, alma gemela, te equivocas. Es mucho más. Es la inercia. Es el sinsentido.

jueves, 6 de diciembre de 2007

SUSAN SONTAG


“Necesito la identidad como un arma, para igualar el arma que la sociedad tiene contra mí.”

“Escribir un diario.
Es superficial entender el diario íntimo apenas como receptáculo de los pensamientos privados, secretos, algo así como un confidente sordo, mudo y analfabeto. Escribiendo el diario no solamente me expreso más abiertamente que con cualquier persona, sino que me creo a mí misma.
El diario es un vehículo para mi sentido de personalidad. El me presenta como alguien emocional y espiritualmente independiente. Por lo tanto (¡ay de mí!) no se limita a registrar mi vida cotidiana, mi vida real. Me ofrece, en cambio —en muchos casos— una alternativa a esa vida.”

…“Quiero ser espontánea, irreflexiva, pero…”

… “Mi Yo es débil, cauteloso, demasiado cuerdo.”


“Dos martini con vodka. Siento la cabeza pesada. El cigarrillo sabe amargo.”


“Nadie me impide ser una escritora, excepto la pereza.” “¿Por qué escribir es importante? Principalmente por vanidad, supongo. Porque quiero ser esa persona, una escritora, y no porque haya algo que yo deba decir.”

… “No puedo escribir hasta que encuentre mi ego.”

“Ser rara me hace sentir más vulnerable”

“¿Cuántas veces me he recriminado a mí misma por eso, que es algo apenas un poco menos ofensivo que mi costumbre de darme importancia hablando de gente importante (…) No es de asombrarse entonces que haya sido tan exigente y escrupulosa con el uso de la palabra amigo!”

“Amar duele. Es como entregarse a ser desollado y saber que en cualquier momento la otra persona podría irse llevándose tu piel.”

“No debería tratar de hacer el amor cuando estoy cansada. Siempre debo saber cuando estoy cansada. Pero no lo sé. Me miento a mi misma. No conozco mis verdaderos sentimientos. (¿Todavía?)

“Cuando detectaba la envidia, me abstenía de criticar, a menos que mis motivos fuesen innobles, y mi juicio menos que imparcial. Era benévola. Sólo era maliciosa con los extranjeros, personas que me resultaban indiferentes.
Parece noble.
Pero por medio de eso yo rescataba a mis superiores, los que yo admiraba, de mi desagrado, mi agresión. La crítica se reservaba para los que estaban por debajo de mí, para aquellos que yo no respetaba... Usaba mi poder de crítica para confirmar el status quo.”

“Me gusta parecer estúpida. Así me doy cuenta de que en el mundo hay alguien más que yo.”

“Escribo para definirme”

(Textos extraídos de los Diarios de Susan Sontag. Nueva York. 16/01/1933 - 28/12/2004. Novelista, ensayista, directora)